A día de hoy no sabemos cuántos adolescentes hay en Canarias sin ningún tipo de amparo



La mayoría de los adolescentes que llegan en patera a las islas lo hacen sin documentación alguna que corrobore la tiempo que tienen. Para memorizar a qué procedimiento hay que dirigirle, se le realizan varias pruebas que determinen su tiempo. Se manejo de tres pruebas radiológicas: una ortopantomografía, es aseverar una radiografía dental, la prueba de la muñeca y si hubiera duda la prueba de la clavícula.

Los resultados de esas pruebas son contrastados con estándares de raza blanca caucásica de niños de los primaveras 50 estadounidenses. Para Vania Oliveros, abogada especializada en menores, aquí está la pulvínulo del problema “porque esos estándares no responden a los actuales, menos aún si son comparados con niños de Senegal o Gambia”.

Este método ya ha sido denunciado en diferentes ocasiones por organismos internacionales”. Los profesionales del derecho y entidades como Save The Children o Unicef abogan por otro tipo de métodos donde intervengan trabajadores sociales, pediatras y psicólogos infantiles. Denuncian encima que estos menores no están siendo asesorados por profesionales en todo este proceso.

¿Qué ocurre cuando estos adolescentes alcanzan la mayoría de tiempo en Canarias?

“Muchos de ellos acaban en situación de desamparo, se quedan en la calle”, afirma Oliveros. Hay ONG’s y sociedad civil se organiza a través de plataforma y les ayuda, pero esa ayuda no llega a todos y por eso algunos acaban sin formación, sin trabajo, sin casa y sin un paraguas social que pueda ayudarles. A día de hoy no hay una guarismo exacta de la cantidad de adolescentes que hay en situación de desamparo pero Oliveros asegura que cada vez son más, jóvenes que fueron tutelados en su momento que salen a la calle sin residencia.

“Sin una tribu de acogida estaría vendiendo pulseras en la calle”

Demba Mbebgue llegó a Los Cristianos cuando al punto que tenía 15 primaveras, pero las pruebas de tiempo determinaron que era decano de tiempo y pasó por varios centros de retención de inmigrantes de la isla de Tenerife a lo amplio de muchos meses conviviendo solo con adultos. A pesar de que su tribu de Senegal logró enviarle su partida de salida, no sirvió de ausencia. Tuvo la suerte de que una tribu lo acogió en su casa y le ofreció ayuda para poder conseguir la documentación.

Hoy compagina sus estudios de 2º de la ESO con un trabajo en un hotel para ayudar a su tribu de Senegal. Asegura que si no hubiera tenido la suerte de cruzarse con su tribu canaria, hoy estaría en la calle vendiendo pulseras.

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