José, el otro héroe del incendio de Valencia, se quemó las manos salvando a los vecinos del edificio



El mandón José Varea, uno de los bomberos que participó en el incendio del edificio de Valencia, ha sido poliedro de ingreso este lunes tras ocurrir sufrido graves quemaduras en las manos durante las tareas de agonía y rescate del pasado jueves.

José cuenta con una amplia experiencia y es uno de los bomberos más respetados de su ciudad. Encima, es jerarca de la Dispositivo Canina de Valencia y ha trabajado en emergencias en Turquía y Libia.

Varea fue de los primeros bomberos en entrar en el edificio residencial del alfoz de Campanar, en el que 10 personas perdieron la vida. Aunque ya ha sido poliedro de ingreso, continúa recuperándose, ya que sus manos se encuentran totalmente calcinadas.

“Tiene las manos absolutamente calcinadas. José es de los primeros bomberos que entró. Sacó a gentío y a otra no la pudo sacar. Está en un momento tremendo”, lamentaba el pasado viernes el presidente de Valencia, Carlos Mazón, tras su reconocimiento al hospital La Fe. La heroicidad del mandón hizo que no se lamentaran más muertes de las ocasionadas.

Al igual que Varea, algunos de sus compañeros además tuvieron que ser hospitalizados por inhalación de humo y quemaduras. Dejando en un segundo plano sus integridades físicas, los bomberos consiguieron rescatar a gran parte de los vecinos afectados por la combatividad de las llamas, que rápidamente se hicieron con la exterior del edificio.

La despedida de los bomberos: “Hasta aquí, no entréis a por nosotros”

Los bomberos que acudieron a socorrer a las familias que se habían quedado resguardándose de las llamas en sus casas de los pisos más altos se vieron sorprendidos por un fuego que normalmente avanza de una modo más lenta a través de la estructura interior.

Sin bloqueo, en esta ocasión lo hizo a gran velocidad desde la exterior cerca de el interior de los pisos. Encima, el humo era tan denso que cegó a los bomberos que incluso llegaron a agotar sus botellas de oxígeno y se quedaban sin viento sin poder efectuar. Fue una situación extrema en la que mínimo salió como se podía ocurrir esperado.

Dos de los bomberos que accedieron en primer superficie al edificio se quedaron atrapados por las llamas y el denso humo. “Compañeros, hasta aquí llegamos. No entréis a por nosotros”, son las palabras de despedida que el resto del equipo audición por la radiodifusión. A pesar de esta orden de salir del edificio, un sitio unido a un compañero entran. Consiguen rescatar a los dos bomberos que se encuentran tumbados en el suelo, otros dos efectivos para los que descolgarse observador a observador fue su única salida.

El inusual comportamiento del fuego hizo del protocolo de gala una trampa mortal

Cuando se produce un incendio en un edificio, el protocolo de gala de los bomberos, establece que las personas afectadas permanezcan en sus viviendas hasta que los efectivos controlen el fuego. Un protocolo que se trasladó a los vecinos del edificio incendiado en el alfoz del Campanar.

Lo que parecía ser un simple incendio en un observador, rápidamente se convirtió en una gran mentira de fuego y humo denso molesto. Por este motivo, los bomberos trasladaron a los vecinos que permaneciesen en el interior de sus casas, para no poner en aventura sus vidas. Sin bloqueo, el inusual comportamiento de las llamas, dificultó su rescate.

Desde el servicio de Bomberos del Comunidad de Valencia defienden que este protocolo es “lo mejor” si “las condiciones de sectorización del edificio” funcionan. De este modo, se controla mucho mejor la deposición de los afectados, puesto que de “lo contrario puede ser una deposición desordenada que puede provocar, ahora y en lo consecutivo, múltiples víctimas en muchos incendios”, ha explicado el jerarca del unidad de Bomberos, Enrique Chisbert.

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