Puede provocar ansiedad y depresión



El silvicultor holandés Cecil Konijnendijk impulsó hace unos primaveras la convocatoria regla 3-30-300 de espacios vedes. El método concluye que en una buena vigor mental influye la presencia de 3 árboles cerca de casa, un 30% de cobertura arbórea en el intramuros y que no se viva a más de 300 metros del parque más cercano.

Ahora, un estudio publicado recientemente por el Instituto de Vitalidad Mundial de Barcelona (ISGlobal) establece que el cumplimiento de la regla completa 3-30-300 está vinculado a una último cantidad de visitas al psicólogo. Los resultados confirman que solo un 4,7% de los encuestados -habitantes de la ciudad de Barcelona-, cumple con el método.

¿Es cierto entonces que coger el medida a diario o que conducirse entre altos edificios empeora nuestra vigor mental? Jill Litt, una de las investigadoras del mensaje y incluso profesora en la Universidad de Colorado Boulder, explica que un entorno carente de “precisión, tranquilidad y seguridad” puede provocar altos niveles de “ansiedad y depresión“. Incluso desencadena un problema del que se está tomando cada vez más conciencia: la soledad.

Litt señala que el entorno urbano, siempre y cuando “no esté perfectamente diseñado”, puede “exacerbar la soledad”. Por eso pone de manifiesto la requisito urgente de implementar buenas condiciones de vida en las grandes ciudades. De hecho es el objetivo número 11 de la Memorándum 2030, que se titula ‘Ciudades y comunidades sostenibles’.

El 68% de la humanidad vivirá en una gran ciudad en 2050

Los expertos advierten que con una población en aumento en las grandes urbes -se calcula que para 2025 un 68% de la humanidad vivirá en las ciudades-, hay otro “diabólico” que “afecta en todas las facetas de nuestras vidas”: el ruido. La investigadora de ISGlobal anuncia que una de cada cinco personas en el continente europeo está expuesta a unos niveles de ruido muy “peligrosos”.

En el sueño se demuestra su impacto. Según Jill Litt, los habitantes de una gran ciudad duermen peor que los que residen en entornos rurales. El ruido incluso hace que “aumente el estrés, la ansiedad o la atención” porque la vida en una gran metrópoli activa la anginas, que es la parte del cerebro responsable de los trastornos de vigor mental.

A muchas personas les gustaría conducirse en contacto con la naturaleza pero no lo hacen por las oportunidades que les ofrece la gran ciudad. Si no queda otra que residir en una ciudad-por motivos laborales o económicos principalmente-, la vigor mental deberá ser una prioridad, tal y como comenta la investigadora del ISGlobal.

Muchos expertos como Litt confían en que con la creación de espacios verdes, habitables y sostenibles adentro de una gran ciudad, se conseguirá disminuir ese impacto pesimista sobre la vigor mental.

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