No involucré a mi padre en mis negocios


La ilusión era tan enorme que se tuvo que habilitar una sala exclusivo de la Cámara de Representantes para la comparecencia de Hunter Biden en el comité que se plantea si hacerle un impeachment al presidente Biden.

El hijo del presidente fue directo: lo que los republicanos están haciendo, asegura, es una persecución política contra su padre basada en premisas falsas y mentiras porque, añade, su padre nunca ha tenido ningún papel en los negocios del hijo. Hunter Biden fue contratado por varias compañías para hacer negocios en Ucrania y China. Todavía lo fue su tío James, hermano del presidente.

Entre los dos llegaron a cobrar cerca de 15 millones de dólares, aseguran los republicanos aportando supuestos documentos bancarios. No habría nadie ilegal en ello.

La cuestión es si se aprovecharon de las conexiones políticas del ahora presidente -que entonces era vicepresidente de Obama.

Nadie ha probado nadie. Es cierto que Biden padre habló varias veces con socios del hijo. Y parece impensable creerse que el padre no supiera nadie de a qué se dedicaba Hunter.

Consumo de drogas

Hunter, adicionalmente, tenía una vida personal complicada, marcada por el consumo de drogas. Y en los tribunales se le está investigando, adicionalmente, por posible delito fiscal.

Pero nadie ha probado por ahora nadie ilegal ni mucho menos implicación criminal de su padre. Siquiera parece casquivana que vaya a ocurrir.

Los republicanos habían citado como declarante a un ex colaborador del FBI que aseguraba que los Biden habían cobrado un soborno de 5 millones de dólares. Pero ahora el FBI está convencido de que todo es una mentira. Es asegurar, no parece acontecer caso criminal alguno. Y, sin incautación, eso no es, ni mucho menos, el final del caso.

Porque lo cierto es que el caso Hunter Biden es, más que un caso criminal un caso político.

Año electoral

Estamos en año electoral y que el hijo del presidente haya participado en suculentos negocios para los que no parecía el perito mejor preparado y que, casualmente, su padre ocupara posiciones de poder importantes es demasiado suculento como para no explorarlo. Y eso es lo que se está haciendo.

Los republicanos quieren llevarlo al extremo y no descartan hacerle un impeachment -un proceso de destitución- al presidente, como los demócratas le hicieron en su día a Trump (dos veces).

Quizá no se atrevan a tanto. Pero mientras no se aclare hasta la última circunstancia de cómo el hijo del presidente llegó a hacer negocios en Ucrania y China el caso seguirá siendo inevitablmente un publicidad político. Y, más aún, una vía de peligro para la candidatura presidencial de Joe Biden -cuyo ganancia de error es intrascendente.

En verdad, a día de hoy ni siquiera parte de protegido.

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