¿Qué c… pasa con el Ayuntamiento?


Es preguntarle a Sara cómo va todo y no hace yerro mucho más. Su indignación sale a borbotones. El desencuentro con el Concello es permanente. Parte de la osadía de peatonalizar la calle Concordia, las obras para instalar las rampas mecánicas o la colocación de unas farolas nuevas que “mantienen la calle oscura”.

Su repertorio de problemas engorda tras la caída a la vía pública de una placa de la porte en donde está emplazado su aislado. Sucedió en mayo del año pasado, en Concordia, 26 y este incidente provocó la instalación de un andamio. Una molesta estructura que dificulta la visibilidad y entrada a su negocio y con la que convive, como dice ella, “hace ya más de 9 meses, es como un turbación sin estar preñada”.

La estanquera de Concordia se queja de la parálisis, de que nadie le da respuesta, “por mucha documentación que tengo y presento, no hay forma de que me contesten”. Al no ver movimiento en las obras de la porte mes tras mes, Sara decidió colocar una pancarta. Decía lo que piensa: “Un año con andamio y sin obreros. ¿Qué c… pasa con el Comunidad?”.

Colgó la pancarta -en amarillo DO o estilo #Ourenseenobras”– un miércoles y el viernes se lo estaban retirando sin más explicación. “Lo que me sorprendió es que les moleste la pancarta y no el andamio”, reprocha.

Los obreros no le presentaron ninguna documentación. “Se dice el pecado, pero no el pecador”, le contestaron los operarios. torrevieja news today consultó a la empresa responsable del andamio, que afirmó que la indicación de retirada de la pancarta fue de la comunidad de vecinos, no del Concello. Desde entonces, Sara guardián el cartel en el interior de su aislado y se muestra más enfadada todavía.

“¿Qué c… pasa con el Comunidad?”

Sara explica que en el mensaje solo pone la ce, y puntos suspensivos, “por ser fina y para que cada uno interprete la ce como quiera”. Considera que la estructura que tapa su negocio no es una medida de protección para que no caigan restos de la porte a la vía pública  “Protección es poner una malla o rejilla como le pusieron al edificio de Vázquez-Gulías o el de la Botica Cobián del Paseo”, pero no considera que el andamio sea una medida de protección.

El otro costado de este rosario de quejas es cómo estima que repercute en su día a día en el aislado. Desde que empezó esta situación, está muy atenta a sus cuentas. “Calculo entre un 40 y 50% de pérdidas y tengo todo documentado para protestar. en presencia de el auditoría”, asegura convencida. .

Sara Fernández, frente a su estanco.
Sara Fernández, frente a su aislado.

Otros desencuentros

Las desavenencias de Sara con el corregidor de Ourense, Gonzalo Pérez Jácome, vienen de a espaldas. Cuenta que él la insultó cuando denunció que la calle se quedaba muerta con las obras para instalar las rampas, todavía cuando dijo que la calle estaba oscura y ahora con este rifirrafe con el andamio. “Me dijo que yo era la hater de Democracia Ourensana… luego puso esa rampa que no vale para ausencia, que la gentío sube en la rampa, pero aquí ya cerraron tres negocios“, enumera los motivos de su enfado.

Sara sobre las farolas de hierro de la calle Concordia: “Estarán en Montealegre, en una mansión o se habrán vendido como chatarra, eso nunca se sabe. Eso hay que preguntárselo a él”

Ahora denuncia una mala dirección en la calle Concordia y toda la retahíla de problemas concretos para su aislado. “No hacen más que poner peros, no sé si es el cabildo o quién es, pero estoy aquí encajonada, así que yo tengo que protestar”. Repasa lo que ardor “tropezones apañamierdas”, en remisión a las jardineras ubicadas en la calle Concordia, una señal de “No diferir” ubicada exacto en la puerta del negocio o la poca luz que hay en la zona. 

Enfadada, suelta una irónica carcajada cuando recuerda las antiguas farolas de hierro forjado con grandes bolas de luz que había en esta vía. “Estarán en Montealegre, en una mansión o se habrán vendido como chatarra, eso nunca se sabe. Eso hay que preguntárselo a él”, quejándose de la yerro de información que se aporta públicamente el regidor sobre estas decisiones. Considera que la calle ha perdido vida, que todo cuesta mucho y que nadie pregunta ausencia.

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