Matos explica que el estudio que publica tales conclusiones indica que si bien el aumento al que se refiere el texto ronda un 80% más en incidencia que hace 30 años, se trata de un incremento “heterogéneo” ya que se analizan 204 países. “En España podríamos estar hablando de un aumento del 13%”, matiza y luego añade: “No deja de ser preocupante y es algo que debería alertarnos a tener en cuenta la cambios en el estilo de vida que pueden estar asociados con estos factores pronósticos o predictivos.
Los factores de los que habla el oncólogo no son otros que los “hábitos saludables” que tanto recomiendan los médicos. “Una dieta rica en carnes rojas, baja en frutas y baja en cereales podría predisponer a ciertos tipos de tumores, al tabaquismo, al alcohol y a la vida sedentaria. Estos factores podrían claramente influir”, afirma Matos. Matos destaca una curiosidad del estudio y es que “Los países emergentes son los que muestran una mayor tasa de nueva incidencia”.
También hay que tener en cuenta aspectos como que “el establecimiento de métodos de detección precoz y los métodos de diagnóstico que han evolucionado en los últimos 30 años han incidido en la posibilidad de detectar precozmente estos tumores y, sin duda, también ha habido una clara cambio en las opciones de tratamiento que también generan un impacto de mayor supervivencia”.