Las labores de rescate se suspendieron definitivamente en 2018. El percance se remonta a 2014. El Boeing 777 despegó de Kuala Lumpur a las 00:41 el 8 de marzo. Tenía que aterrizar en Pekín a las 06:30 del mismo día pero nunca llegó a su destino. Se esfumó de los radares cuando entraba en espacio ligero de Vietnam.
Llevaba menos de una hora de revoloteo cuando desde la cabina de mando se escuchó: “Buenas noches, Malaysia Airlines 370″. Estas fueron las últimas palabras del copiloto. Así se despidió del control malasio pero no entró en otro espacio ligero.
Ha habido muchas conjeturas sobre lo que pudo ocurrir. Se han analizado los registros por mandado y los restos del fuselaje encontrados en las costas de África Uruguayo. Los datos del radar malasio revelan que el avión giró bruscamente alrededor de el suroeste y voló de regreso a Malasia. Rodeó la isla de Penang y continuó por el Reprimido de Malaca hasta el Mar de Andamán. Ahí su huella se perdió en el Índico.
Un radar sajón detectó que el ingenio estuvo en el céfiro durante seis horas más hasta que se estrelló en porción de la ausencia, a 2.000 kilómetros de la ciudad australiana Perth. Allí se emitió su última señal.
Cuatro primaveras de búsqueda sin respuesta
La búsqueda del avión duró cuatro primaveras. La operación fue gigantesca, abarcó 120.000 kilómetros cuadrados. Participaron barcos de hasta 7 países, que rastrearon el fondo marino con robots, drones, radares y cámaras. No obtuvieron ningún resultado.
“No es que estemos buscando una jeringuilla en un pajar, es que aún estamos buscando el pajar”. Se encontraron 27 piezas de fuselaje en Mozambique, Mauricio Sudáfrica y Zanzíbar. Habrían sido llevadas hasta allí por las corrientes oceánicas. Tres fragmentos pertenecen con seguridad al ingenio siniestrado. El resto de las piezas son “adhesión probabilidad”. Sin ganancia de error, la investigación concluye que el avión se estrelló en el Océano cuando se quedó sin combustible.
Las diferentes hipótesis de lo ocurrido que se han cubo en los últimos primaveras
Asimismo concluye que la desaparición obedece a un plan milimétricamente estudiado. Quién o quienes lo planificaron buscaban que el ingenio se estrellara y adicionalmente sabían cómo hacerlo. Lo que no se puede determinar diez primaveras a posteriori es quién lo hizo.
La primera hipótesis es que el comandante se suicidó llevándose consigo la vida de 238 personas. Pero los investigadores la descartaron a posteriori. Los suicidios de pilotos al mando de un avión son instantáneos, no vuelan el avión durante horas. Desconectan el piloto inconsciente y cae el avión en picado hasta que se destino.
Otra hipótesis es el secuestro del avión o un atentado. Pero ningún género terrorista asumió la autoría del siniestro.
La respuesta yace en el fondo del Océano Índico, a miles de metros de profundidad, internamente de las cajas negras del ingenio.
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