Primeramente, tenía superficie una pequeña concentración en la plaza del pueblo, en donde se guardó un minuto de silencio, como muestra del pesar que sienten quienes le conocían, y todavía reclamando que continúen las investigaciones para dar con los autores del homicidio.
En esa dirección, los jóvenes de la asociación que lleva el nombre del cura, Adolfo Enríquez, leyeron un manifiesto “exaltando su figura, destacando el papel importante que tuvo en Vilanova y pidiendo jurisprudencia”, matizaba David Núñez, presidente de la entidad vivaz, que se constituyó el pasado año para apoyar viva su memoria.
A continuación, los asistentes se desplazaron hasta el cementerio para realizar una ofrenda floral, antaño de la celebración de la culto.
La asociación reúne posteriormente de un año a una treintena de jóvenes de toda Celanova con la que “continuamos el representante de acto social de Don Adolfo, que siempre se preocupaba por las personas mayores y por los jóvenes, una figura que representaba la pelotón y la solidaridad”, apunta David Núñez, que pegado con Javier Antelo, fueron los monaguillos del desaparecido párroco y que quieren con esta asociación dar a conocer su gran valía a las futuras generaciones.
De esta forma, la entidad ha organizado bingos populares para recibir fondos para entidades sociales, un cita vivaz, un festival solidario para cosechar alimentos y un taller de alfombras florales, entre otras iniciativas a lo dilatado de este zaguero año.