Ocho enfermas renales viajarán a Cancún cuando reciban el riñón que esperan


Elena, Sofía, Trini, Estefanía, Chelo, Pilar, Rocío y Verónica son ocho sevillanas, enfermas renales que crearon un chat, ‘las chicas del cable’, para comunicarse y apoyarse durante la enfermedad que las une. Todas son pacientes renales que durante abriles han estado y algunas están a día de hoy conectadas a un cable, a un catéter en su vientre necesario para sus sesiones diarias de diálisis.

La idea de este familia parte de Laura González y Marisa Ribera, dos enfermeras del Hospital Desconocido del Rocío de la consulta de Diálisis Peritoneal aunque la iniciativa auténtico surge de ALCER, Asociación para la lucha contra las enfermedades del riñón que utiliza la figura del paciente mentor para ayudar a otros pacientes que tienen la misma enfermedad. “Nosotras las pusimos en contacto”, señala Marisa y “desde entonces han caminado juntas hasta el día de hoy”. De las ocho, seis están ya trasplantadas.

“Vuelvo a tener sinceridad”

Rocío Vázquez fue la primera de ‘las chicas del cable’ en aceptar un riñón. “Mandé el mensaje al familia, eso fue un prosperidad de golpe, todas veían la luz igualmente”, dice Rocío que ha vuelto a tener sinceridad. “El propósito que teníamos cuando nos conocimos era irnos de alucinación a Cancún cuando estemos buenas, faltan dos”, por eso pide entre lagrimas que todo el mundo diga sí a la donación de órganos.

Poco que comparte Pablo Veca, Presidente de ALCER “lo que hacen estas ‘chicas del cable’ es promover la donación de órganos para poder liberar muchas vidas”.

La enfermedad renal es la segunda causa de asesinato en España. Verónica Luque, otra de las chicas del cable es consciente de ello. “Lo peor es que dependes de una máquina, tienes limitaciones para yantar, copear, delirar, adicionalmente necesitas un trasplante”, manifiesta.

La doctora Paz Alcaide, nefróloga del Desconocido del Rocío ha acompañado a Verónica durante el tratamiento unido a sus compañeras y ya amigas. “El proceso es duro sobre todo cuando tienes que restringir alimentos o agua en verano y a 40 grados“. En el caso de estas pacientes, nos cuenta Paz, “el tratamiento se lo hacen ellas en casa, se coloca un catéter en la barriga de ahí las chicas del cable que les permite tener un estilo de vida más ordinario, la diálisis en este caso es automatizada, la hacen durante el periodo del sueño, saben que la diálisis no va a curarlas, el objetivo es que vayan al quirófano en las mejores condiciones“.

“A las chicas del cable las quiero como a mi clan”

En el caso de Verónica es su segundo trasplante, el primero fue cuando tenía 22 abriles. El riñón se lo donó su novio de entonces, pero a los diecisiete abriles falló y ahora el que tiene “se ardor Amador, por que el día en que me trasplantaron era San Amador” dice Verónica, que quiere destacar el cariño que siente por sus chicas del cable: “nos enchufamos vitamina, alegría, te sientes arropada, apoyada, las quiero como de mi clan”.

Detrás de cada una de las chicas del cable hay una historia con sus días duros, como afirma Elena Miranda, “pero hay que seguir delante, no queda otra, en mi caso tras año y medio en diálisis llegó la alegría, no te lo crees, primero te entra el miedo y luego te cambia la vida, con el trasplante vuelves a ser tu”.

A Trini le pasó lo mismo, estuvo poco tiempo en diálisis, solo cinco meses hasta que recibió el aviso “ahora el 25 de marzo hace un año”. En su caso quiere acordarse de sus enfermeras o sus ángeles de la cumplimiento. “Yo tenía el teléfono personal, no es lo ordinario, cualquier problema me contestaba de día o de tenebrosidad” dice Trini. Un cariño que comparte ese pedazo de pan de la cumplimiento citación Marisa Ribera, que se emociona cuando acento de sus chicas del cable: “su brío es digna de deleite, de esperanza, son especiales, el mérito es de ellas por como lo han ventilado y se han apoyado”. Marisa destaca no solo eso, igualmente la altruismo extrema de todas, “prefiero que el trasplante sea para mi amiga”, me decían.

“Tengo un Ferrari”

El día de Nochebuena siempre lo recordará Pilar Gómez, fue el día en que le trasplantaron su riñón. “Me quedé alucinada en que en Navidad estuvieran acompañándonos todo el personal del Desconocido del Rocío fue muy singular. El entraña trasplantado de Pilar igualmente tiene nombre, como el del resto de las chicas del cable. En este caso “salí de la operación y el cirujano me dijo te hemos puesto un Ferrari, por eso yo tengo un Ferrari ahí”.

La historia de las chicas del cable llegara a su fin cuando a Sofía y Chelo les llegue el riñón que tanto esperan. Son las dos últimas pacientes en demora.

El marido de Sofía está en el software de trasplantes cruzados que se hace entre Italia, Francia y España. “Mi marido donaría el riñón a otra pareja y esa me lo donaría a mí. Para ello ha tenido que adelgazar 30 kilos y ha tenido que dejar de fumar, copear para que el riñón sea consumado”, cuenta.

No está preocupada por que sabe, mirando a sus chicas, que llega. Lo mismo le pasa a Chelo García con una dificultad añadida, enferma renal y con un cáncer que ya ha superado: “a posteriori de cinco abriles estoy adentro del software porque hasta que no te dan el entrada no te pueden trasplantar”, señala.

Faltan dos trasplantes por obtener, el de Chelo y el de Sofía, por eso todas quieren corresponder a sus donantes y a sus familias. Por otra parte, mantienen la promesa que se hicieron al principio de conocerse. Realizar ese alucinación que no significa otra cosa que por fin hayan podido dejar la diálisis y tener una vida ordinario que es con lo que todas sueñan.

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