La Finca da Marquesa es una tranquila zona a escasos minutos del tránsito rutinario de la ciudad. Aunque no está allí, las casas y la calles casi sin asfaltar dibujan un morería casi rural. Pero toda esa calma se interrumpió cuando en parte de la oscuridad una gran crisis hizo temblar los hogares.
Un depósito de gas estalló a la hora de la cena en una de estas viviendas, y la luz del fuego iluminó las calles de esta zona casi sin farolas. Rápidamente, como en cualquier pueblo, los vecinos se asomaron a las ventas y salieron a la calle para conocer qué había sucedido.
“Escuché un ‘expansión’ que tembló toda la casa”, comenta Noa, que estaba trabajando con el ordenador en su habitación. “A posteriori solo escuché sirenas y todo olía al humo de la casa”, relata entre los ladridos de los perros de la zona.
Menor, que asimismo vive en la zona, confirma que el origen de la crisis estaba en un depósito de gasóleo. “O que levamos é o susto”, asegura.