El equipo médico ha conseguido cortar el VIH de las células infectadas como si utilizasen unas tijeras. Todo a través de una tecnología premiada con un Nobel y que consiste en cortar el ADN para eliminar la parte dañada de cada célula.
Ya en 2015, investigadores de la la Universidad Temple, en Filadelfia, diseñaron esta modo de eliminar los genes con VIH-1 para siempre.
Kamel Khalili, uno de los autores de dicho estudio destacaba entonces que se trataba de un “descubrimiento emocionante”, pero que “aún no estaba pronto para ir a la clínica”. Eso sí ya les llevaba a pensar que se movían en la “dirección correcta”.
Esta terapia denominada EBT-101 implica el uso de la impresión del gen CRISPR-Cas9 para tratar el VIH. CRISPR funciona apuntando y “cortando” secuencias específicas de ADN del genoma, como una “lazarillo” que conduce las famosas “tijeras moleculares” de CRISPR hasta el gen objetivo. Esto desactiva el gen o permite que se elimine e intercambie por ADN diferente.
El pasado mes de noviembre, la Oficina Regional para Europa de la Estructura Mundial de la Lozanía publicó el noticia de Vigilancia VIH/SIDA en Europa 2022 en el que se indica que más de 2,4 millones de personas diagnosticadas, aunque alerta que “muchas otras desconocen su estado”. Los datos de vigilancia para el año 2022 indican una trascendental aumento de los diagnósticos de VIH notificados en la UE y el EEE, con un tasa de 5,1 por 100.000 habitantes.
Las tasas de Sida y de muertes relacionadas en la UE/EEE ha disminuido significativamente durante la última plazo. En 2022, los casos notificados de sida se mantuvieron igual tasa como en 2021, manteniéndose en 0,6 por 100.000 habitantes. Sin bloqueo, en comparación con la tasa de 2019, esta tasa reflejó una importante reducción del 14%.
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