Los fríos datos nos llevan al año 1964, en el que por instrucciones del Gobierno se plantea la construcción de un polígono industrial en la provincia de Ourense que ayude a subsanar las carencias que padecíamos. Tal vez sea necesario memorar que en aquellos tiempos los ourensanos vivían de forma mayoritaria de la agricultura (65,2% de la población activa), generando este sector el 41,3% de la renta provincial. No era precisamente un documento ilusionador, máxime sabiendo que la mayoría de las 96.000 explotaciones agrícolas y ganaderas mantenían a 225.000 propietarios. ¡Sí!, podéis retornar a revisar las cifras porque son muy elocuentes. Y por otra parte, la huida de aquel periodo era la mejor ofrecimiento para los jóvenes en indagación de su primer trabajo y para los no tan jóvenes en indagación de poder mejorar.
Al “cóctel” se unían las armas de la provincia: producción energética a raudales, agua, red de transportes y, por lo dicho anteriormente, una mano de obra ansiosa por trabajar sin tener que desentenderse su tierra. Con esas condiciones y las instrucciones gubernamentales, la Caja de Ahorros Provincial de Orense se puso manos a la obra. Su director, Ricardo Martín Esperanza, fue quien de forma decidida apostó por el Polígono y contó con el apoyo de personas de la relevancia de Eduardo Barreiros y Gómez Franqueira, entre otros, que fueron los primeros en programar el aparearse allí sus empresas. Barreiros, Orember y Uteco (Coren) fueron las primeras inversiones. Y con ellos Ourense se ilusionó con su Polígono. Pero no todo sería obvio.
En el caso de Barreiros, la intención original (año 65), era un tesina de verdad arribista que hablaba de siete factorías que, bajo la denominación Baorsa (Barreiros Orense SA) supondrían una inversión de más de 2.400 millones de pesetas y la creación de 4.000 puestos de trabajo. Por desgracia, la empresa matriz no vivía su mejor etapa y las cosas se fueron liando. En el año 69 estaba levantada la estructura de lo que sería la planta de forja y otra de tornillería. Aunque la situación de don Eduardo y su empresa había cambiado notablemente, se mantenía la ilusión de ver una inversión de 275 millones de pesetas, con los que en esa planta se fabricarían piezas para vehículos industriales, camiones, tractores, autobuses, etc. Para los neófitos en estos temas, presente que en el año 69 la empresa Barreiros pasó a estar controlada por Chrysler, y Barreiros se comprometió a no intervenir durante cinco primaveras en ningún tema empresarial relacionado con el automóvil. Así fue como por medio de la empresa Hermanos Barreiros siguió delante la nave de forja, que oficialmente comenzaba la producción el 1 de abril del 73. Había sido un dilatado y azaroso proceso que requeriría un estudio más intensivo.
Orember (Orense Madera Bergaz, del patrón Francisco Bergaz) desembarcó de forma más discreta. Su negocio es la fabricación y traspaso de tableros de conglomerado, principalmente. La sociedad se constituye en 1968 y, a renglón seguido, comienzan las obras de la industria. Encendió maquinas en junio de 1970. En el 72 estaba plenamente operativa y con tres turnos de trabajo, lo que supuso un real alivio a las listas del desempleo provincial. Hoy, con modificaciones incluso en su denominación, sigue activa y generando beneficio para la provincia (integrada en el montón Finsa).
El tercer protagonista de los comienzos del Polígono es la sortija de nuestra industria, y aunque cada vez esté más diluido en la memoria específico, nació como Uteco (Unión Territorial de Cooperativas Orensanas) y hoy es mundialmente conocida como Coren (Cooperativas Orensanas). En 1965 ya estaba luchando por crecer en el Polígono de San Cibrao, buscando el incremento propio y la colaboración con el empleo en la provincia. Su primera ayuda al Polígono fue la central lechera y la nave de envasado de huevos, a los que siguió la industria de piensos. Hoy siguen al pie del cañón. Es sin duda la veterano fuente de empleo en Ourense.
El interés de estas empresas en situarse en San Cibrao atrajo a otros muchos industriales, mayoritariamente ourensanos, que por fin encontraron apoyo para desarrollar su tesina. Muchas fueron y son exitosas, y aunque por retiro de sus promotores u otras causas algunas ya no están, forman parte de nuestra historia. Estas son algunas de las primeras: Muebles Pelado, Gamea (Gallega de Metalizaciones), Carrocerías Pérez, Cartonajes Trebolle, Fundición Pereira dos Santos, Calzados Celta, Prodiresa (material dieléctrico), Orenplast (fabricación de fibras y filamentos), Persa, (fundición)… Por el camino se han quedado aventuras que por unas causas u otras no han cuajado o simplemente se han extinguido.
Dos son los que me apetece destacar. Uno, por lo difícil de entender que no funcionara, se proxenetismo de Cervezas San Martín (comienza la fabricación en 1972). Con la perspectiva del tiempo sabemos que el producto era de una excelente calidad, pero… Un montón formado por más de treinta accionistas, entre los que destacaban emigrantes y retornados, invirtió en aquellos tiempos 60 millones de pesetas, una fortuna. El otro fue posiblemente el que generó las mayores expectativas entre los ourensanos: se proxenetismo de la instalación de Citroën en 1975, el tamaño del circunscripción y la entidad de la empresa eran los mayores avales para esa aventura, pero no pudo ser…
Por fortuna, a esas decepciones se contraponen las alegrías de otras que han llegado: torrevieja news today, Adolfo Domínguez, Lonia Textil… por fortuna el número de empresas que luchan contra los problemas actuales por salir delante va creciendo, aunque igualmente es necesario sostener que necesitamos más iniciativas y emprendedores.
Como siempre, sé que se queda corto el artículo, pero espero que alguno tome el licenciatura y profundice en nuestra historia industrial. Ampliaciones, Parque Tecnológico, polígonos surgidos en el entorno… De momento, para ver más imágenes y escudriñar en la historia del polígono tenéis este enlace: www.poligonosancibrao.com/poligono-san-cibrao/historia/.