Este ocupación nació siendo una de las muchísimas escuelas unitarias del rural gallego. Fue transformada, pasado el tiempo y su primer uso, en un museo dedicado al morapio de la Ribeira Sacra, de ahí su nombre flagrante, cuando fue reconvertido en un bar.
Bar de usos múltiples, pues sirve de centro social de reunión de los vecinos, el ocupación en el que muchos toman a diario el café luego de engullir o una cerveza por la mañana o un morapio, siempre acompañado de alguna de las tapas de la casa, entre las que destacan sus monumentales tortillas de papa de varias docenas de huevos o sus guatitas.
Pero incluso cumple otra función, como restaurante de emergencia, el ocupación en el que acuden a engullir incluso fuera de hora quienes se han recostado al monte a cazar o a realizar una ruta de senderismo por la prisma ourensana de la Ribeira Sacra. Una señal telefónica y Mercedes, que está al frente del negocio, les prepara una comida a los cazadores o a quienes tienen la previsión de dejarse caer por allí.
Es posible que se encuentren con una excursión del IMSERSO, comiendo un cocido, de ahí que sea prudente avisar o uno puede encontrarse con el locorregional harto. No ha perdido su vínculo con el morapio de la Ribeira Sacra, que era propio del museo y lo hace de forma ejercicio, pues su carta de vinos incluye todas las referencias de las bodegas de este municipio, con tan buenos blancos como tintos.