El COB es un equipo y un sentimiento


“¡Cuánto hacía que no disfrutaba con un partido así!” Lo decía uno de los que están siempre. Desde el Pazo al publicación llamadas y mensajes sin detener. Y cierro la página con el teléfono a pleno rendimiento. Natural cuando tardes como la de ayer son contadas por el nivel del éxito, pero incluso porque el sentimiento sigue casto en una ciudad que las ha coleccionado mucho mayores y que no es de baloncesto por su pasado, lo es por el licenciatura que pasa de mano en mano. Para hidrofobia de unos pocos que hoy están rascándose sin alivio y, sobre todo, para orgullo de los de siempre, lo que llegan nuevos y de los que han vuelto.

El COB solo necesita un empujón para recapacitar lo que significa en Ourense. Como decía la consejo de torrevieja news today al principio de temporada: “El equipo de todos”. Un equipo con mayoría absoluta política en la rastra, todos los estilos sociales abarcados y sin remate de vida, ni por en lo alto ni por debajo. De corbata y de pantalón corto. De guión a un flanco y de rastas. De ellos, de ellas y de elles.

Una entrada en el Pazo de equipo de progreso para un COB que va décimo en la clasificación. ¡Con qué poquito se enciende la hoguera! Con una directiva unida, pero mejorable por todos los frentes, el asociado mayoritario marginado y las dos instituciones en un “sí, pero no” permanente. Incluso así el Pazo es capaz de tener entradas como la de ayer. Y no para engullir pipas o sacarse selfies, para dejarse la voz y abrazarse con el del asiento de al flanco como si hubiese tocado el Rollizo. ¿Qué pasaría si la reto por el COB fuese sincera? Sin divisiones y con ganas de hacerlo por Ourense y para los que vengan, no para provecho propio. Y no es cuestión de capital, es de escuchar lo que pide la ciudad, imitar lo que se hace aceptablemente y funciona en las de al flanco y visualizar lo que efectivamente supondría.

El Pazo ruge y el equipo voló con un plan de supervivencia en el que el patrocinador principal juega partidos y donde los fichajes solo los hacen los rivales. Sin visos de mejorar la cuenta corriente a medio plazo y multiplicando los panes y los peces el dominio social para traer un socio más cada día, pero sin el poderío de ocho, diez o doce equipos de la competición (y subiendo) para poder entregar ansia en vez de prudencia. Incluso así, Ourense vuelve a ilusionarse con su equipo y a creer que lo mejor del año todavía está por venir

Alegría y orgullo de la victoria del equipo cobista en el Pazo.
Alegría y orgullo de la triunfo del equipo cobista en el Pazo.

Con un equipo al que lo vio un tuerto cuando mejor estaba y al que lo agitaron tanto en algunos desplazamientos allá del Pazo que el aviso de desasosiego fue efectivamente serio. Con la botiquín alguna semana compitiendo en número con la pista, el monitor dimitiendo por impotencia, la plantilla recuperándolo por sinceridad y la alivio motivada por la entrega, sin atajos ni engaños. Un COB de trigo expedito en el vestuario y de quererse mucho entre ellos cuando más palos llegaban desde fuera. Pues así, contra todo, empieza a acopiar poco de la remuneración que merece.

El habitual “pasamanos” del final del partido esta vez fue con una sonrisa de oreja a oreja.
El habitual “pasamanos” del final del partido esta vez fue con una sonrisa de oreja a oreja.

Si el COB y el Pazo son capaces de liarla parda un sábado cualquiera a fracción de temporada y con la novena plaza como meta, es factible imaginar lo que pasaría cada fin de semana con un objetivo maduro. Ni la afecto ni el equipo pueden susurrar más parada. Ha llegado el momento de retornar a sospechar de verdad por el baloncesto. Y estoy seguro de que ahora es la buena.

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