“Ayer de ir a entrenar, quería irme a casa, quería retornar a mi habitación, no sé lo que estaba pasando por mi vanguardia. Incluso fui y le dije a mi padre que iba a dejar el fútbol. Ir a mi padre, que fue la persona que persiguió mi sueño conmigo, y decirle ‘Papá, quiero dejarlo’, es una demencia”, recuerda el punta brasileño.
Richarlison, de 26 abriles, fue el mayor goleador de Brasil en Qatar, con tres goles en cuatro partidos, aunque la matanza en presencia de Croacia en los cuartos de final fue un duro trauma para él y que fue “peor que perder a un normal”.
“Acababa de envidiar un Mundial, en mi mejor momento. Pero estaba llegando a mi orilla, no voy a musitar de suicidarme, pero allí entré en una depresión y quise dejarlo. Incluso yo, que parecía ser válido mentalmente. A posteriori del Mundial parecía que todo se venía debajo”, confiesa Richarlison.
Ese fue el punto en el que el punta del Tottenham decidió agenciárselas ayuda profesional y venir a un psicólogo, una atrevimiento que le “salvó la vida”.
“Fue el mejor descubrimiento de toda mi vida. Ir al psicólogo, me guste o no, me salvó, me salvó la vida. Sólo pensaba tonterías… Incluso en Google, sólo buscaba basura, sólo quería ver basura sobre la homicidio. Hoy puedo sostener, rebusca un psicólogo, si necesitas un psicólogo, búscalo porque es atún que te abras. Hoy ha venido un psicólogo a darme las gracias por sufrir esto al mundo del fútbol, porque es muy importante y, nos gusta o no, salva vidas”, asegura Richarlison.
El punta brasileño admitió acaecer tenido “prejuicios” sobre la salubridad mental y su tratamiento.
“Pensaba que eran tonterías, que estaba chiflado. En mi grupo hay concurrencia que piensa que el que va al psicólogo está chiflado. Pero yo descubrí esto y me pareció maravilloso”, concluyó Richarlison.
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