Ourense no Tempo | Grandes espectáculos en Auria


No ha sido nuestro Ourense el tablas electo para grandes actuaciones ni musicales ni teatrales ni de ningún tipo. Sin incautación, buceando en la vieja prensa, descubres que “poco” sí que hemos podido disfrutar.

Bordini en la Praza Maior (¿1979?).
Bordini en la Praza Maior (¿1979?).

Ayer de seguir, relato obligada a don Secundino Feijoo y sus comienzos con el circo, que dieron pie a que, en ese tema, sí que Ourense figurara en el circuito de estos espectáculos. De hecho, hace unos primaveras, cuando yo era chiquillo, aún visitaban regularmente nuestra ciudad el Circo Mundial, el Norteamericano y muchos otros. Artículo excepto merece y tendrá nuestro Circo de los Muchachos. Regalo uno que me impactó sobremanera, no sé si lo recordáis: “Sorcar, el circo mágico de la India”, del gran mago Protul Chandra Sorcar (aún tengo en la memoria un número con tigres que desaparecían del tablas con el consiguiente nerviosismo del divulgado, pensando por dónde aparecerían… Sin olvidar aquella vasija de la que continuamente brotaba agua mientras Sorcar decía: “Agua de la India nunca se acaba”). Dejaré mis expresiones para otro día y cuando encuentre alguna imagen volveré a platicar del entrañable y espectacular mundo del circo.

Pero vayamos por orden, del mundo del circo han sido la mayoría de visitas “espectaculares”. ¿Sabéis que visitó la ciudad un “hombre mosca” que escalaba la frente del Hotel Miño con toda facilidad?

Se trataba de un intrépido portugués llamado Néstor López, quien consiguió gran agradecimiento a pesar de que su espectáculo solía terminar en el cuartelillo de la Policía. El aventura que tenía su exhibición hacía que no se le pudiera dar permiso de guisa oficial; aun así, escaló el edificio más stop de la plaza de Cataluña en 1924, alguna torre de Madrid, Valencia, etc., la frente del Miño para él debió de ser un paseo. Primaveras más tarde (1931), otro “súbdito” portugués decidió ascender la torre del temporalizador de nuestra Catedral, pero aunque sé que existe una fotografía no he conseguido localizarla. Se llamaba Massa Vaz.

Massa Vaz, trepador portugués de los años 30 (izquierda) y año 1925: el portugués escalador, en lo alto de la fachada del Hotel Miño (foto Samaniego) (derecha).
Massa Vaz, trepador portugués de los primaveras 30 (izquierda) y año 1925: el portugués escalador, en lo stop de la frente del Hotel Miño (foto Samaniego) (derecha).

Igualmente relacionados con el circo, tengo en mi habitante dos expresiones de este tipo, que siguen ahí como si fueran imágenes recientes. Una, creo que ya la he recordado en algún artículo, y fue la cita de la gran Pinito del Oro (1968), que hacía equilibrios en el trapecio al ritmo de la canción de Sandie Shaw “Puppet on a string”; no sé cómo se traduce, pero para nosotros era “Muñeca de trapo”. El otro fue la cita de esta clan de equilibristas italianos de la que os puedo enseñar imagen de su concierto en la Plaza Anciano. Estuvieron al menos en dos ocasiones en Auria, una en la Arboleda -en el año 2000-, y la otra -a la que corresponde la fotografía- en la Plaza Anciano. Eran finales de los 70, principios de los 80, y por aquel entonces sólo podíamos ver cosas similares de vez en cuando en el primero de los dos canales de televisión que teníamos. El rugido de aquella moto en lo stop de la cuerda y la yerro de una red provocaron que los asistentes vivieran un momento de tensión que, en mi caso, ha quedado registrado hasta el día de hoy. Luego corrieron por la cuerda como si estuvieran en la calle Paseo, sin darle importancia, pero ya no era tan espectacular. Con el paso de los primaveras descubrí que era efectivamente difícil transitar con un palo, ya que la bici tenía contrapesos que facilitaban su estabilidad (de hecho, el patriarca de la clan murió en una caída de sesenta metros mientras andaba en la cuerda), pero para mí, cuando era chiquillo, la moto era la mejor. En O Barco seguramente recordarán el suerte que sufrieron en su concierto en 1981: tres de los integrantes de la “troupe” se cayeron del cable haciendo el número de la moto. Por cierto, no cobraban entrada, el divulgado les daba lo que quería.

Miguel Ríos actuaba en el estadio de O Couto -entonces todavía “Estadio José Antonio”- en 1983.
Miguel Ríos actuaba en el estadio de O Couto -entonces todavía “Estadio José Antonio”- en 1983.

El mundo de la música no es que se fijara mucho en nuestra ciudad, pero alguna perla hemos disfrutado, desde el concierto de guitarra del avezado Andrés Segovia en las navidades del 58, que facilitó la operación de un piano para el Conservatorio, hasta el rocambolesco “Rock de una indeterminación de verano” del perspicaz Miguel Ríos. Fueron las Salas Auria, Vanessa y Cumial las responsables de muchas de esas visitas. Por allí pasaron artistas como Mecano, Luz Casal, Lola Flores, Dúo Dinámico, Demis Roussos… El software festivo de la ciudad fue otro de los argumentos; con él nos visitaron nombres de la talla de La Oreja de Van Gogh, James Brown, B.B. King… incluso Manolo Escobar se paseó por los Vinos ourensanos el día luego de su concierto y regaló su chaqueta de lentejuelas garzo al bueno del Paxaro, quien la usó hasta que se caía a jirones. Pero tal vez sería injusto no citar en este apartado el evento que nos mostró a todo el país en la televisión española: el Festival del Miño, aquel que bajo la bastoncillo de Manolo y Adolfo Rego tenía a la ciudad paralizada durante los cuatro días que duraba. Bueno, y para terminar, tiraremos de las excelencias de casa, nuestros Los Suaves se dejaron ver menos de lo deseado pero… 

Por cierto, siempre que toco estos temas me vienen a la habitante las escasísimas ocasiones que hemos tenido para ver al quimérico Suso Clown (Jesús Silva) en su ciudad, ¿os suena el Circo de los Horrores? ¿Quién se anima?

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