«Ahora tengo una casa bajo la escoria y un coche bajo el mar. Menos la sorteo, me toca de todo«. Matías vio el pasado fin de semana desde el ferry que une La Gomera con Tenerife cómo su coche se hundía en el mar. Este suceso peculiar y desgraciado no es el único que acompaña a este canario, que con buen humor bromea sobre su mala suerte.
Matías lo contó así, con ironía y sentido del humor el pasado lunes en el software de Mayer Trujillo de COPE, tan pronto como unas horas posteriormente de que su coche cayera al mar desde un ferry durante esta Semana Santa. «Nos quedamos sin ropa, sin el portátil y perdimos cosas de valía sentimental» aseguraba Matías en la cautiverio.
Se quedó en «shock», ha confesado, y es que él y los demás pasajeros del ferry pudieron ver a cámara lenta como su 4×4 desaparecía en el mar. Todo apunta a una tremenda mala suerte, ya que el barco debió sufrir un guantazo de mar al salir del puerto y precipitó el transporte al agua, poco que no ocurre con frecuencia.
Escasamente llevaban unos minutos de navegación desde el puerto de San Sebastián de La Gomera cuando los mismos pasajeros del ferry con destino Los Cristianos (Tenerife) vieron, y grabaron, la desgracia del coche de Matías. El transporte, que viajaba en la bodega, cayó al mar y fue desapareciendo. «Se está hundiendo», se puede escuchar en el vídeo que grabaron los pasajeros, «se ha caído un coche», señalan en la vídeo.
Fueron los pasajeros los que dieron el aviso a la tripulación, y aunque aún se desconocen las razones que ocasionaron la caída del coche es poco poco usual, ya que se supone que todos los vehículos deben estar correctamente calzados e inmovilizados.
Ahora que ya han pasado varios días, narra en la entrevista que está «tranquilo» y «satisfecho» con la atención recibida por parte la empresa Fred. Olsen Express, propietaria del ferry. La naviera le ha prestado un coche de sustitución y le han resguardado que se harán cargo de todo.
De acuerdo al protocolo del buque, coches, camiones y furgonetas deben acordar estacionados con una marcha puesta, freno de mano y el volante girado a la derecha, lo que garantiza la seguridad de los vehículos y en la bodega del ferry. Encima, el personal de la naviera coloca cuñas debajo de las ruedas para alertar movimientos de los vehículos estacionados.