Herramientas de detección
La diestro en psiquiatría quiso incidir en la detección de los síntomas a temprana tiempo para situar un tratamiento adecuado. “Los síntomas característicos en la primera infancia suelen ser: dificultades en la comunicación, interacción social o patrones de comportamiento caracterizados por intereses muy restringidos en algunas materias”, especificó.
Actualmente, los pediatras de los centros de sanidad abordan los programas de detección “Niños Sanos”. En ellos, los médicos preguntan a los padres sobre “hitos del mejora” que alcanza el criatura o pupila y, de no cumplirse, se “derivan a los equipos multidisciplinares especialistas”.
Precisamente, los casos de autismo “se detectan cada vez más rápido. Sin bloqueo, hay síntomas más leves, o que no dan la cara, hasta la adolescencia”, relató Tajes. Por este motivo, la sensibilización de este trastorno facilita “dar a conocer herramientas, las evacuación y las causas que se relacionan con esta enfermedad. Dichas causas cuentan con una colchoneta genética importante (no heredable); hay que tumbar falsos mitos y dar apoyo a las familias que pretenden sensibilizar a la sociedad”.
Voz de sobresalto
La diestro detalla que lo más frecuente es que “los padres se preocupen cuando noten que sus hijos no pueden pronunciar sus primeras palabras o balbuceos, o les cuesta mover un dedo para señalar lo que quieren. Además la dificultad para relacionarse en la parvulario o que los cambios en la rutina les produzcan rabietas”, explica Teja. Sobre todo, la médica incide en que “es importante trasmitir todas las inquietudes a los pediatras para poder evaluar a tiempo”. La etapa de concienciación asimismo quiso eliminar prejuicios: “No nos ocupamos de dar tranquilidad. Lo importante es realizar un dictamen lo más temprano posible para realizar terapias acordes al porción de autismo. Los niños con autismo tienen muchas ganas de socializar, pero necesitan instruirse herramientas concretas para ello”.