El imparable auge de la construcción de residencias para estudiantes en Madrid


De los 10.000 millones de euros que hay que volver hasta 2027 para construir nuevas viviendas en Madrid, el obeso iría a residencial tradicional, 600 millones de euros a los proyectos de ‘flex-living’ –la creación de espacios que se pueden adaptar a las deyección de los residentes, con paredes móviles o lofts–, y otros 600 millones de euros irían a residencias de estudiantes, mientras 300 millones habría que destinarlos a rehabilitación y 200 millones de euros a cambios de usos.

Precisamente, el sector de las viviendas de estudiantes es un engendro al acrecentamiento: según cálculos de Asprima, la inversión se mueve entre los 623 millones de euros de 2022 a los 416 de 2023, y de estas cifras, entre el 32 y el 44 por ciento de la inversión se queda en la Comunidad de Madrid. En estos cálculos, facilitados por Asprima en uno de sus últimos informes, se especifica que «para no distorsionar la tendencia, hemos evitado incluir en la ecuación la adquisición por parte de PGGM –fondo de pensiones de Países Bajos– de 40 residencias de estudiantes en explotación, mas 3 en construcción, que supone una prueba más del interés por entrar en este segmento de negocio».

España se ha convertido en el destino predilecto para gran parte de los estudiantes de Europa y América Latina: cada año llegan a nuestro país en torno a 150.000 de ellos. Madrid acapara buena parte de los mismos: es el principal destino para cursar sus estudios, con más de 20.000 estudiantes extranjeros por año, que representan casi un 12 por ciento de la sigla total que elige nuestro país para cursar sus estudios universitarios. Manido el interés, la inversión de 600 millones de euros anuales en este campo no le parece descabellada a los promotores.

El encarecimiento de las viviendas de arriendo en la región, y el descenso de este tipo de pisos disponibles, cada inicio de curso arranca una carrera desesperada por conseguir residencia pro parte de miles de estudiantes. En estas circunstancias, la posibilidad de que ese alojamiento se produzca en una residencia universitaria es cada vez más demandado, y va ganando contorno como alternativa para estos residentes.

Entre sus ventajas, están que en los precios incluyen igualmente varios servicios, y pueden resultar más asequibles porque en sus tarifas incluyen gastos de suministros como la electricidad, el gas o el agua, entre otros.

Todos estos factores han acompañado a la arranque de este tipo de residencias como alternativa. Muchos inversores nacionales e internacionales se han decantado por esta opción, aprovechando el sacudida de la demanda. En los últimos cuatro primaveras, se han construido 60 nuevas residencias en la región, y se prevé que para 2026 haya 10.200 plazas más, un 22 por ciento de incremento, en Madrid.

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