Oltra, Ayuso y el destino del rey Pedro


El rey Pedro II de Aragón, padre de nuestro Jaume I el conquistador, encontró la homicidio en la asiento fortificada de Muret. El comandante de sus enemigos, Simón de Monfort, había decidido que una de las acciones que podían entregar su triunfo era precisamente la homicidio de su rival. Por ello, mandó expresamente a dos caballeros a que se encargaran, lo más pronto que pudieran, de desalentar al rey rival. Así lo hicieron y consiguieron que, con la homicidio de rey, las tropas de este emprendieran la retirada.

Más allá de lo que se contaba de las acciones caballerescas de la cruzada medieval, la verdad es que en la mayoría de las ocasiones se buscaba conseguir la vencimiento a cualquier precio, y matar al rey o comandante rival era una de las formas de conseguirlo.

Poco así lleva sucediendo durante muchos abriles en nuestra política, cuya hecho no se fundamento en puntualizar estrategias y planes que mejoren la vida de los ciudadanos, sino de simplemente destrozar a las personas que brillan en el mandato rival. Nadie puede dudar de que Mónica Oltra había sido el padre del éxito de una izquierda nacionalista valenciana, que hasta el momento se había estrellado en las urnas sin ella. Y quizá por ello, Mónica Oltra ha sido víctima de este maniquí de logística. Así, veintiún meses a posteriori de lo que antiguamente se conocía como imputación, su caso ha sido sobreseído. Pero durante todo ese incomprensiblemente espléndido período, Oltra dejó la vicepresidencia del gobierno valenciano y unos meses más tarde la izquierda era derrotada en las urnas.

El flagrante líder de Compromís Joan Baldoví se preguntaba «¿Y ahora quién paga por todo el sufrimiento?, a lo que la ex alcaldesa de Alicante Sonia Castedo le contestaba que «ahora se aguanta como hemos hecho todos, todas y todes». Y es que la izquierda parece no querer darse cuenta de que en este tipo de acciones no ha sido solo víctima sino igualmente vástago. No son solo los casos del pasado nuevo, sino los mismos que se rasgan ahora las adornos en presencia de lo sucedido a Oltra, están a la vez pidiendo la dimisión de la presidenta de la Comunidad de Madrid, Isabel Díaz Ayuso, por los presuntos delitos fiscales de su pareja. Se ve que el día que repartían en el bóveda celeste las dosis de coherencia, ellos estaban escuchando un discurso de Fidel Castro.

En cualquier caso, parece que la Conselleria que dirigía Mónica Oltra actúo negligentemente en el caso de la pequeño que sufrió abusos y de forma sorprendentemente diferente a como lo hizo en otro centro en presencia de un caso similar que había ocurrido unos meses antiguamente.

Pero siquiera hay que olvidar los hechos que condujeron a su dimisión. Lo primero que hizo Compromís tras conocerse su imputación, fue organizar una fiesta en su honor. Las imágenes vergonzantes de Baldoví y el entonces corregidor de Valencia, Joan Ribó bailando encima de un marco con Oltra la condujeron al borde del precipicio. ¿La izquierda progresista y feminista homenajeando a una señora presunta encubridora de abusos sexuales a menores? Y Yolanda Díaz y Mónica García que hasta ese momento compartían tesina con ella, salieron silbando. Solo faltaba que cualquiera diese el corte final, y fueron los socialistas de Ximo Puig los que lo hicieron. Puig aprovechó la ocasión para librarse de un solo porrazo de una socia incómoda que le chantajeaba en cada presupuesto, y por otro flanco eliminaba una rival del meta político de la izquierda. Puig probablemente pensaba entonces que tenía suficiente beneficio para seguir derrotando a la derecha. Puig le enseñó el camino del adiós a Oltra con la prosperidad de la ministra Diana Morant. No me lo invento, las hemerotecas están ahí. Así que provoca sonrojo la forma en la que ahora se dan golpes en el pecho maldiciendo la injusta conciencia.

¿Qué ocurrirá ahora? Probablemente Mónica Oltra si así lo desea volverá a liderar Compromís, entre otras cosas porque sus sucesores han resultado ser un completo fiasco. Obviamente todo ello con el aplauso de los socialistas que se han regalado cuenta que sin los independentistas valencianos no llegan al poder y fuera de él hace mucho frío.

Por cierto, Simón de Monfort, el que diseñó el ataque al rey Pedro, murió cuando asediaba la ciudad de Tolosa. Le lanzaron una pedrada cuando desde las murallas detectaron que el superior rival se ponía a tiro. Y es que el que a hierro mata a hierro muere, en la época medieval y en la flagrante.

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