“No me gustó cero ver a mi hija llorando en uno de mis vídeos”
Sin bloqueo, llegó un momento en el que no se sentía cómoda con el contenido que estaba generando. Decidió crear un categoría de Telegram con sus seguidoras para solucionar esas crisis existencial que vivía en las redes sociales. Una de ellas le mandó un vídeo para decirle la Sara a la que ella echaba de menos en redes sociales. Entonces la pollo se vio y no se gustó. Se encontró con un vídeo en el que podía encontrarse a su hija pequeña llorando, era como ver a un animal enjaulado, señala Sara. Decidió que no quería seguir en esa dirección y que mostrar a sus hijos en redes sociales no le iba a traer cero bueno.
Cree Sara que cuando comienzas a exponer a tus hijos en las redes ya sabes desde el principio que no es buena idea. “Otra cosa es que no lo quieras ver”, mantiene. Durante su crisis existencial como creadora de contenidos empezaba a notar que estaba incómoda grabando vídeos. Quería que salieran los vídeos que grababa pero por otro banda tenía pudor de que se vieran determinadas cosas en ciertos momentos. “No era contenido genérico ni natural, era todo muy controlado y eso generaba mucha tensión en casa”, señala.
“Perdí seguidores, likes y envergadura en redes sociales”
Cambiar su modo de comunicar en redes sociales a Sara le costó un gran peaje como influencer. Los branded con las marcas relacionadas con la crianza de niño se caían casi a la misma velocidad que sus seguidores, los likes de sus publicaciones y su envergadura en el universo de las redes sociales.
La presentadora de Espejo Conocido Susanna Griso ha agradecido a Sara su refrendo diciéndole que su ejemplo “es muy válido para muchas personas que lo hacen de modo frívola y no son conscientes de las repercusiones que tiene esto a 10, 15 20 primaveras apariencia”. “Algún día sus hijos se lo van a reprochar y ahí lo dejo”, señalaba.