la inquietante desaparición de Anna Marín


Ana Marín Sánchez Les dijo a sus padres que se iba de viaje al campo con sus amigos de la universidad. Cogió su maleta y salió de casa el 29 de agosto. Les dijo que volvería el pasado martes 5 de septiembre, pero ese mismo día recibieron un mensaje impactante e inesperado: “Me voy a vivir a Madrid porque he encontrado una trabajo.” Nada más lejos de la realidad, ya que esta joven ilicitana de 21 años se encontraba en Perú, donde SOS Desaparecidos indica que pudo haber sido capturada por una secta, como le ocurrió a Patricia Aguilar en 2017.

La asociación que preside Joaquín Amills señala a torrevieja news today que la mujer desaparecida permanece en Cal desde hace dos semanas. Desde entonces, han estado trabajando con distintas pistas sobre quién podría ser su presunto secuestrador. Señalan que este nuevo caso guarda ciertas similitudes con el de Aguilar, también natural de Elche y que sufrió un año y medio de cautiverio en Perú tras ser engañada con 18 años por el gurú Steven Manrique.

Para Amills, las coincidencias son “obvias”, más allá de que ambas jóvenes fueran de la misma ciudad. Explica que se trata de mujeres de entre 18 y 25 años, “estudiantes preparadas y vulnerables con ganas de ver mundo”, que también presentan “baja autoestima” y con un “reducido alcance social” que “los hace más proclives” al reclutamiento.

«Patricia y su familia están ayudando a los padres de Anna, sobre todo, a comprender que es un tema muy complejo y lento en el que deben andar con cuidado y ten paciencia sin bajar la guardia», afirma a este diario el presidente de SOS Desaparecidos.

Según la descripción facilitada por la asociación para localizarla, Anna Marín mide 1,60 metros, es de complexión delgada y pesa cincuenta kilos. Tiene ojos marrones, tatuajes en ambos brazos y cabello negro largo y liso. Dado su perfil, la organización la ha declarado “altamente vulnerable”.

SOS Desaparecidos ha puesto a disposición de la familia todos sus recursos para trabajar en su liberación y regreso a España. El abogado Juan Manuel Medina será el representante legal de la joven al mismo tiempo que trabajan con el Colegio Profesional de Detectives Privados de España y la organización peruana CHS, especializada en trata de personas.

Según confirma Amills, en constante contacto con la familia, Anna les contaba cada día a sus familiares su viaje ficticio al campo que estuvo bien. El día de su regreso les comunicó que se quedaba a vivir en Madrid, ante el “asombro” de sus padres, a quienes finalmente confesó que se encontraba en Lima.

«Lenguaje típico capturado»

“El lenguaje típico que usaba Anna -dejó una nota en un cajón de su habitación- era el de una persona capturada”, sostiene. De hecho, destaca que un mes antes se fue a Perú, en alusión a un falso viaje de estudios con amigos de la universidad, donde cursaba tercer año de Historia.

«Era mentira, sus compañeros nos confirmaron que dejó clases en noviembre», dice Amills, quien señala que el reclutamiento comenzó al menos seis meses antes, ya que incluso mantenía la costumbre de salir de casa por las tardes fingiendo que iba a la universidad.

Respecto a la identidad de los posibles captores, SOS Desaparecidos continúa tras la pista de distintas pistas en relación a un entidad pseudoreligiosaaunque aún no se puede corroborar que se trate de una secta o de algunos de sus integrantes, como ocurrió en el caso de Patricia Aguilar.

Sobre la fuga de esta primera joven se ha publicado un documental (548 días: captada por una secta), que se puede ver en la plataforma Disney Plus y que incluye los testimonios de la propia Patricia, familiares, otras mujeres retenidas por el gurú Steven Manrique y los agentes que la rescataron.

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