“El AVE a la Meca es un proyecto de éxito que no fue bien vendido”



El sector de la construcción se derrumbó con la crisis del 2008. Algunas empresas sucumbieron, mientras que otras tuvieron que reconfigurarse para adaptarse al estadillo de la burbuja inmobiliaria. Para Copasa, cruzar las fronteras “fue una salida”, tal y como relató ayer José Luis Suárez, el presidente de esta sociedad. El líder de la constructora ourensana reveló los entretelas de la internacionalización en un ciclo de seminarios que organiza la Facultade de Relacións Internacionais del Campus de Ourense y coordina el profesor José Encanto Vázquez Remero.

“La construcción es una actividad que viaja muy mal”, resumió Suárez al principio de su exposición. La fórmula empleada es tramitar el acuerdo, pero acudir a socios locales para conocer los mercados de los diferentes países y materializar los proyectos. “Tienes que conseguir el acuerdo en destino y fabricarlo allí”, redundó el presidente de Copasa, que explicó cómo el reventón del teja les obligó a inquirir oportunidades más allá de las fronteras. “Las empresas medianas lo hicimos a raíz de la crisis”, dijo, aunque “las cinco o seis grandes lo hicieron antiguamente. Creo que lo vieron venir”.

Actualmente, Copasa tiene la porción de su negocio en el extranjero. Sobre el 2010, el 90% de su mercado estaba en España, un peso que en los abriles más duros del valle crematístico cayó hasta el 20%. En la cartera de proyectos internacionales se incluye la construcción y explotación de ocho a doce abriles de la carrera de inscripción velocidad Medina-La Meca, en Arabia Saudí. En este acuerdo de 7.000 millones de euros participan una docena de empresas españolas. “Copasa era, y es, la tercera por masa de acuerdo a posteriori de Renfe y Talgo”, afirmó Suárez, quien opina que, a pesar de ser “un plan de éxito” no ha sido “demasiado proporcionadamente vendido”.

“Copasa tenía que hacer el suministro de la vía, el montaje y el mantenimiento durante los abriles de explotación”. Toda una gesta en un país que “no tenía un sector desarrollado” en el ámbito del ferrocarril. No existía una pulvínulo nave para orientar el plan, según contó Suárez: “Acabamos abriendo cinco canteras de guijo (la cascajo que asienta las vías), una industria de traviesas, otra de prefabricados de hormigón, una de soldadura en el desierto…”. Incluso hubo que instalar un campamento de contenedores “donde vivía todo el personal”, incluidos los 300 españoles que se trasladaron allí.

El palo de la pandemia

Más que la crisis del 2008, en la que Copasa sustituyó “progresivamente” su actividad doméstico por la internacional, el efectivo año “dramático” fue el 2020. “El de la pandemia. Pero fue malo para el país, para el mundo”, detalló. Recurrió a Arabia para interpretar: “Estuvimos un año parados con el 100% de los gastos y cero ingresos”. Una circunstancia delicada en un sector, el de la construcción, “de márgenes muy bajos. Demasiado bajos, a mi modo de ver. Están muy apretados y hay muchos riesgos”.

Parte de estos peligros están en los posibles problemas a la hora de cobrar a la Filial, especialmente al embarcarse en contratos extranjeros. “Cada país es un mundo diferente. La dosis de abogados es mucho más inscripción”, comentó. Los arbitrajes internacionales son cada vez más habituales, aunque el ejemplo que ofreció consiguió solucionarse en el propio país: “Copasa hizo seis proyectos de cierta relevancia en Pimiento. Los seis están en procesos judiciales contra el Estado. En los seis tenemos alguna sentencia benévolo. Es para reflexionar”.

Por eso, una de las variables de anciano importancia a la hora de construir en el extranjero, a fanales del presidente de Copasa, es escoger “países en los que haya seguridad jurídica”. En los países emergentes, la tendencia es que esta seguridad “sea beocio”, tal y como observó.

Un AVE radial

Los alumnos que asistieron al seminario de ayer tuvieron ocasión de formular sus preguntas a José Luis Suárez. Una de ellas cuestionó al presidente de la constructora sobre la errata de infraestructuras de inscripción velocidad ferroviaria que garanticen una comunicación transversal en la Península Ibérica, más allá de las que existen o se desarrollan con Madrid como centro. Sobre este maniquí radial, Suárez dijo creer “que funciona”, aunque matizó que “las conexiones transversales no están proporcionadamente resueltas”.

La carrera por la costa cantábrica, que se llegó a proyectar en el interior del Plan Galicia, “está proporcionadamente abandonada” por diversos factores como el elevado impacto ambiental que tendría. Más proporcionadamente, como posibilidad, habló de una conexión al sur de la Cordillera Cantábrica, a través de la Meseta. “De Ourense no se puede ir en AVE a Valladolid, pero pasa por Olmedo. Parece un poco tonto, pero eso se va a resolver”, agregó en remisión al futuro baipás que conectará ambas líneas.

Todavía le preguntaron por el papel del Gobierno de Zapatero en la crisis del 2008. “Se le podría echar la infracción de muchas cosas, pero de eso no. Fue una crisis mundial”, opinó José Luis Suárez, quien aseveró que “en España teníamos montado un chiringuito financiero-inmobiliario enorme” que acabó colapsando.

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