El plan del Gobierno para enviar agua desalada de Valencia a Cataluña fracasa con el Ebro en máximos históricos


El plan del Gobierno para remitir agua desalada en barcos desde Sagunto (Valencia) a Barcelona a partir de junio, tras las elecciones autonómicas catalanas, ha fracasado tras el anuncio ahora por el Ejecutor de Pere Aragonès en la Generalitat de Cataluña de que lo descarta, mientras las reservas en el Ebro se encuentran en máximos históricos, con embalses desaguando por encima del 92% de su capacidad.

Mientras, el presidente autonómico valenciano –Carlos Mazón– reclama «solidaridad hídrica» entre las regiones a error de un plan hidrológico doméstico como el derogado hace dos décadas por aquel Gobierno socialista de José Luis Rodríguez Zapatero, que ahora podría mitigar con un reparto del agua los artículos de la sequía, con situación de emergencia en las cuencas del Segura y del Júcar.

Un solo embalse del Ebro (Mequinenza, el más ancho), ha subido su nivel en un año el triple -unos 300 hectómetros cúbicos- del retazo mundial previsto al trasvase Tajo-Segura a partir de 2027 con los nuevos caudales ecológicos incrementados.


El presidente de la Generalitat Valenciana, Carlos Mazón, pegado al de la Diputación de Alicante, Toni Pérez, en la invitado a la cooperativa Surinver, un referente de décadas en el sector rural.


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Es más, ingenieros y técnicos catalanes habían recomendado trasvases desde el Ebro en torno a el boreal con un imperceptible acondicionamiento de infraestructuras, al constatarse la sequía y los previsibles problemas de almacenamiento en la provincia de Barcelona. Pero la Generalitat de Cataluña descartó todavía esa opción.

Mientras en esta zona de la Península Ibérica se acumulan los excedentes hídricos con incluso crecidas e inundaciones, y los dos embalses que suministran el conducción del Tajo-Segura registran igualmente volúmenes sumados por encima de los mil hectómetros cúbicos como no se veían en catorce abriles, en el sureste continúan las restricciones al riego al 25% con situación de emergencia por sequía incluso «extraordinaria».

Esta prealerta empezó en el interior de Castellón y el sur de Alicante y se ha extendido a otras áreas de ambas confederaciones hidrográficas, del Júcar y el Segura, hasta entrar a La Óleo Depreciación, en Benidorm.

Y aunque en el Consejo Doméstico del Agua, celebrado esta semana en Madrid con representantes de las autonomías invitados por el Empleo de Transición Ecológica y Provocación Demográfico, la consellera de Medio Círculo, Agua, Infraestructuras y Distrito, Salomé Pradas, ha pedido que las reglas de explotación del Tajo-Segura se rijan estrictamente por «criterios técnicos», ha chocado de nuevo con la posición antagónica de la consejera representante de la Congregación de Castilla-La Mancha, Mercedes Gómez, quien ha planteado un cambio de esas normas para cortar el llave de los trasvases.

La «alternativa» que dan desde el Ejecutor del socialista Emiliano García-Page (quien exige «trasvases cero») vuelve a ser explotar al cien por cien las desaladoras de la costa mediterránea, ese apelación que ahora rehúsan utilizar desde la Generalitat de Cataluña.

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