El que no juegue bien en O Couto…



El fútbol vuelve a donde debe ser. Esa es la mejor y casi la única buena anuncio de un domingo de ilusiones renovadas en la anfiteatro de la UD Ourense y que acabó con más dudas que nunca. Se agarraban algunos aficionados a los tópicos del huella que produce el cambio de preparador en una plantilla con problemas de recreo y otros a la teoría de que los males del equipo rojillo se resumían en las “limitaciones” de Oira. La amor de un rival en descenso como Betanzos solo ayudaron destrozar las dos teorías de un plumazo.

Del estreno en el campo de O Couto lo mejor estuvo en el césped, que a fin de cuentas es donde más desidia cerca de mejorar. Un suntuosidad sin un solo pero. El que no juegue acertadamente aquí es porque no sabe hacerlo mejor. La Xunta prometía nivel Champions y a aseverar verdad que lo parece. 

Todo lo que rodea al verde ya es otra historia. Empezando por el permanente problema de escasa lavado en sillas y cabinas y siguiendo por una albarrada blanca detrás de una meta que parece chapa, suena a chapa y se confirmó que era chapa a saco de balonazos. En el segundo de ellos ya quedó marcada la primera abolladura.

Es solo el primero de los partidos de una recta final de temporada en la que solo se puede mejorar, pero gastado lo de ayer es para estar con la mosca detrás de la oreja. Ya no está Jorge de Todopoderoso, ya se juega en O Couto y las música que toca la UD Ourense sigue siendo la misma. Y no le gusta a casi nadie.

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