Continúa la búsqueda de Anna Marín, cuya familia sospecha que ha sido capturada por un secta en peru en un caso que guarda múltiples similitudes con el de Patricia Aguilar, también ilicitana. Su hermano, David Marín, ha confesado que mantienen un mínimo contacto con la joven de 21 años por correo electrónico pero dudan de que sea ella la que está detrás de la pantalla.
Así lo confirmó el familiar de la desaparecida en una entrevista en el programa matinal ‘Vamos a ver’ de Telecinco, donde explicó que Anna les ha pedido “con insistencia” que retiren la denuncia “porque puedes tener problemas con tu trabajo».
Asimismo, David Marín destaca que la inesperada salida de su hermana “es un calco” del caso de Patricia Aguilar, captada en Perú hace seis años y que, como informó torrevieja news today, está colaborando para lograr el regreso de Anna. “Creemos que está con una secta, no sabemos si es pseudoreligiosa o si detrás hay una sola persona”, argumentó.
«Confiamos en que las investigaciones den frutos y tenemos esperanzas porque el caso de Patricia ya ha ayudado a avanzar en un camino. Sabemos que está en Lima, en la capital”, lamentó el hermano de la joven valenciana que abandonó sus estudios de Historia sin decírselo a ninguno de sus familiares.
Así, según ha podido corroborar este diario a través de fuentes oficiales, la Policía Nacional ha abierto una investigación sobre la desaparición de Anna Marín, que abandonó su domicilio el año pasado. 29 de agosto con el pretexto de un viaje con amigos al campo. Finalmente, su familia formalizó la denuncia el 5 de septiembre cuando tuvo que regresar, algo que ella les dijo que no iba a hacer con la excusa de que “se iba a vivir a Madrid porque había encontrado trabajo”.
Según explicó a torrevieja news today el presidente de la asociación SOS Desaparecidos, Joaquín Amills, los casos de Anna Marín y Patricia Aguilar guardan ciertos paralelismos. En concreto, se trata de jóvenes de entre 18 y 25 años, que están estudiantes preparados y “vulnerables”, “con ganas de ver mundo”, con “baja autoestima” y con un entorno social reducido que “les hace más propensos”. Respecto a sus potenciales captores, la organización tiene indicios de que se trata de una entidad pseudoreligiosa.