Jason Massey, el aspirante a asesino en serie y su libro de la muerte: “Yo lo hice”


Era admisiblemente temprano cuando la claxon de un coche sonó dos veces frente a la casa de los King. Desde la ventana, James contempló una inusual suceso: su hijo Brian charlando unos segundos con el conductor. El padre no le dio importancia y se fue al baño. Minutos más tarde, James volvió a asomarse, pero el transporte ya se había ido. A continuación, bajó las escaleras para preguntarle a su hijo de quién se trataba. No lo encontró.

Entonces, fue a la habitación de su hijastra Christina. Siquiera estaba. Los dos menores se habían esfumado y solo tenía el memoria de un coche color canela a la puerta de su propiedad. ¿Por qué se habrían marchado sin avisar? Dos días más tarde, los cuerpos de los niños aparecieron brutalmente mutilados y asesinados. Un nocivo andaba suelto.

Fantasías perversas

Jason Eric Massey nació el 7 de enero de 1973 en Ellis (Texas), en el seno de una clan desestructurada. Su padre alcohólico y su causa drogodependiente emplearon la violencia y el extralimitación contra el pequeño. Las palizas eran casi diarias y Jason creció en una bucle de osadía y golpes, que desembocó en ataques de furia e ira contra los animales. El irreflexivo torturaba y decapitaba gatos, perros y vacas, para a posteriori obedecer sus cabezas a modo de trofeos.

Un amigo de la infancia llegó a explicar que Jason mataba a los animales por “la adrenalina, la excitación y el placer por mutilar”, unas emociones que fue plasmando detalladamente en su diario. Encima, nuestro protagonista incluso desarrolló un comportamiento completamente perturbador en plena época escolar.

Jason Massey junto a parte de su familia

Jason Massey unido a parte de su clan

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Jason disfrutaba llamando por teléfono o escribiendo cartas amenazantes a sus compañeras de clase. En esas misivas, describía sus fantasías más sangrientas: soñaba con matarlas. De hecho, una de sus víctimas llegó a encontrarse a su perro muerto y mutilado y el coche de su clan embadurnado con muerte del animal. Abriles a posteriori, se descubriría que Jason había plasmado en su diario todo acerca del tétrico incidente. Este acecho continuó hasta que fue internado en un psiquiátrico en junio de 1991.

Su causa encontró algunos de sus escritos y, al leerlos, pidió ayuda especializada. Entre sus páginas había textos explícitos sobre fantasías violentas de violación y homicidio, fascinación por provocar incendios, menciones a famosos asesinos en serie como Ted Bundy o Charles Manson, por otra parte de su férreo deseo de convertirse en uno de ellos.

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Ted Bundy durante el segundo inteligencia

Terceros

El psiquiatra Kenneth Dekleva evaluó al adolescente, analizó los diarios y llegó a la próximo conclusión: Jason quería iniciar un “alucinación intocable” como nocivo en serie, deseaba arremeter contra la sociedad y cosechar un inmenso dolor y sufrimiento, y, para ello, lo tenía todo estudiado y planificado. Quería dejar una huella en la historia: matar a 700 personas en 20 primaveras.

Finalmente, el doctor le diagnosticó un trastorno de personalidad antisocial y afirmó que el muchacho representaba una amenaza inminente para los demás. Sin incautación, dos primaveras más tarde pudo salir del psiquiátrico y continuar con el acecho, el maltrato animal, robos a mano armada y, luego, el doble homicidio de dos hermanastros.

Un coche y dos menores

A finales de la primavera de 1993, Jason fue detenido por primera vez: la policía encontró en su coche mariguana, un sagaz persa con una cuerda cerca de del cuello, un cuchillo de tres puntas y un diario que enumeraba algunos nombres. En aquel momento, estas páginas pasaron desapercibidas para los agentes y solo lo llevaron al calabozo por un delito contra el maltrato animal y otro contra la salubridad pública. Días a posteriori fue puesto en dispensa.

A mediados de julio de ese mismo año, Jason acompañó a su amigo Christopher, de 20 primaveras, a ver a una amiga de Nowlin. Se llamaba Christina King, de 13 primaveras. Jason y ella coquetearon y el nocivo le propuso sobrevenir a buscarla otro día para dar una reverso. Ella aceptó y, el 27 de julio, el muchacho apareció por allí, tocó la claxon y Christina y su hermanastro Brian, de 14 primaveras, se fueron con su nuevo amigo en el coche.

Brian y Christina King, víctimas de Jason Massey

Brian y Christina King, víctimas de Jason Massey

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Lo que no sabían las víctimas es que Jason le había robado una pistola del calibre 22. a su primo, que había comprado las balas en un supermercado y que, por otra parte, se había llevado dos cuchillos y unas esposas. Tras recorrer varios kilómetros, Jason aparcó en una zona apartada, sacó la pistola y disparó dos veces a Brian en la cabecera. Murió en el acto.

A continuación, Christina trató de escapar, pero Jason le dio caza en seguida. La arrojó al suelo, la violó brutalmente y, tras dispararla, la acuchilló hasta mutilarla cortándole la cabecera y las manos. Por postrer, arrojó los cuerpos y partes de uno y otro menores por un puente al río Trinity. Solo faltaba expurgar el coche y deshacerse de pruebas, pero cuando estaba en un túnel de lavado, el dueño lo interrumpió y se marchó precipitadamente.

Ficha policial de Jason Massey

Ficha policial de Jason Massey

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Unos transeúntes encontraron los cuerpos de los menores dos días a posteriori de su desaparición, a unos 50 kilómetros de su casa. El cuerpo de Brian pudo ser fácilmente identificado, pero el de Christina, no. La yerro de cabecera y manos lo complicaba todo. Al final, los investigadores lograron confirmar quién era gracias a una radiografía fresco por una esguince en un tobillo. A partir de ese momento, los agentes iniciaron las pesquisas en torno al círculo más próximo de las víctimas. Vecinos, amigos, conocidos, familiares…

Varios testimonios, incluido el del padre de los niños, señalaron un transporte de color tostado de la marca Subaru. Y algún se acordó de Christopher, el amigo de Jason, que había visitado a los adolescentes en días previos a la desaparición. El muchacho no dudó en implicar a Jason en los hechos.

Los diarios de Jason Massey

Los diarios de Jason Massey

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Con Jason en el punto de mira, la policía centró sus esfuerzos en compendiar pruebas incriminatorias y en distribuir su foto en la prensa como el principal sospechoso. Por un banda, los fragmentos de bala recuperados de uno y otro cuerpos eran del calibre .22 y un primo de Jason tenía un armas con este calibre, pero hacía días que no la veía por casa. De hecho, hubo testigos que aseguraron deber pasado a Jason con esta pistola.


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Por el otro, el dueño de un supermercado reconoció la foto del nocivo al ir a comprar la munición, como incluso le pasó al propietario del baño de coches donde Jason acudió la oscuridad de autos. 

La policía científica registró los contenedores del baño -el refrendador creyó deber pasado al muchacho tirar poco en la basura- y dieron con otra prueba: un pañuelo rojo con pelo rubio, vidrios de un coche y la sueldo del Kentucky Fried Chicken con el nombre de Jason Massey. Era allí donde trabajaba.

La casa de Jason Massey

La casa de Jason Massey

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Frente a estas claras evidencias, los investigadores procedieron al registro de la casa del supuesto nocivo y allí encontraron las pruebas definitivas que lo vinculaban con los crímenes de los King. Hablamos de dos artículos de informe sobre los asesinatos, esposas y una caja de cuchillos, una fresquera con 31 cabezas de gatos y perros, y el renombrado diario donde Jason calculaba cuántas personas tendría que asesinar al mes hasta completar un total de 700.

En cuanto al registro de su coche, el interior fue un hornacina de pruebas en su contra: el salpicadero, el volante, los asientos, el suelo y las alfombrillas dieron positivo en muerte, pese a que lo había limpiado en profundidad; en el maletero guardaba cinta adhesiva, papel de seda, una interruptor inglesa, un destornillador, una camisa vaquera, la cabecera de un martillo y una chaqueta. En cuanto a las pruebas de ADN, estas revelaron una coincidencia genética entre la muerte de Christina y la muerte encontrada en el asiento del coche, la cinta adhesiva y el martillo.

Jason Massey, una vez detenido

Jason Massey, una vez detenido

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Una comparación posterior del pelambrera rubio antitético en el coche, el pelo del pañuelo rojo recuperado del baño de coches y los hallados cerca de Christina en la suceso del crimen confirmó una nueva coincidencia. Otra más la encontrarían en las fibras de las alfombrillas del coche, ya que coincidían con una fibra localizada en uno de los zapatos de Brian.

Con esta ristra de pruebas, las autoridades procedieron a su detención por dos delitos de homicidio y, un año más tarde, se inició el inteligencia. Era el 17 de marzo de 1994 y Jason Massey se declaró inocente de todos los cargos. Mentía, por supuesto.

El diablo

La Fiscalía puso sobre la mesa todas las pruebas recabadas durante la instrucción del caso, e incluso, leyó algunos párrafos de los diarios escritos por el marcado, aunque se asemejaba más a un vademécum de terror. “Quería ser el más ínclito nocivo múltiple de la historia. Creo que lo hizo porque le resultaba placentero”, manifestó el fiscal Clay Strange dirigiéndose a los miembros del cuerpo.

“Es casi un fenómeno que lo hayamos atrapado tan rápido en su carrera. Es tan malvado como cualquiera que haya conocido. Y he conocido a mucha muchedumbre mala, pero a nadie más malvado”, añadió el erudito. Apoyó sus palabras en la opinión del psiquiatra Kenneth Dekleva, quien había examinado a Jason primaveras antes. Según su referencia, el nocivo era un peligro futuro para la sociedad y no podría ser rehabilitado.

Jason Massey, de camino al tribunal

Jason Massey, de camino al tribunal

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El 6 de octubre de 1994, el cuerpo declaró culpable de todos los cargos a Jason Massey y el árbitro lo condenó a la pena de crimen. Los siguientes primaveras, el reo interpuso varios capital, incluso hizo una petición de habeas corpus, pero se le denegó absolutamente todo. La data de ejecución se fijó para el 3 de abril de 2001.

Mientras tanto, Jason se convirtió al cristianismo y concedió varias entrevistas a medios de comunicación. “He cambiado y la muchedumbre cambia. A medida que crecemos, cambiamos… Tengo mucha ira por los errores estúpidos que cometí y al mismo tiempo reconozco que la ira es sólo una emoción”, declaró al Ennis Daily News desde el corredor de la crimen un mes antaño de perecer.

Jason Massey en el corredor de la muerte

Jason Massey en el corredor de la crimen

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“Quiero que sepan que yo lo hice, que lamento haberlo hecho. Quiero que sepáis que Christina no sufrió tanto como vosotros creéis. Sé que deseáis entender dónde están las otras partes de su cuerpo. Las lancé al río Trinity”, dijo Jason Massey minutos antaño de su ejecución. Sus palabras iban dirigidas a los familiares de las víctimas presentes en la sala del penal de Huntsville (Texas). A las 18:20 horas, el solicitante a nocivo en serie falleció a causa de la inyección perjudicial. Tenía 28 primaveras.

James King, el padre de Brian y Christina, siempre se alegró de que cazaran tan pronto al nocivo de sus hijos, de que cortaran tan rápidamente sus sanguinarias fantasías. “Él es el diablo. Habría sido peor que Ted Bundy… Es una pena que haya empezado con niños”, aseguró al The Dallas Morning News

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