Condenado a 21 años el hombre que asesinó a otro de un tiro en la discoteca ‘La Fiestuki’


La Audiencia de Valladolid ha condenado a 21 abriles de gayola a Rubén A.S. como autor del crimen del inexperto Brayan L.C., a quien arrebató la vida la alba del 1 de agosto de 2022 tras pegarle un tiro con una pistola durante una discusión que comenzó en el interior de la discoteca La Fiestuki, ubicada en el municipio vallisoletano de La Cistérniga, y que acabó luego de la peor forma posible en el exógeno del recinto.

La sentencia dictada por el magistrado de la Sección Cuarta de lo Penal de la Audiencia de Valladolid se limita a fijar la pena conforme al veredicto de culpabilidad hecho notorio por el comisión el pasado día 17 de mayo, en el que considera probada por parte de Rubén la autoría de crimen (17,5 abriles), amenazas (dos abriles) y tenencia ilícita de armas (año y medio), al tiempo que exculpa del tercero de los delitos a la que fuera compañera sentimental del encausado, Carmen S.S., que ha quedado finalmente disponible de cargos.

Sin indemnización para la hermana

El resolución procesal recogido por Europa Press, encima de la referida pena privativa de familiaridad —el fiscal había pedido 20,5 abriles en total—, incluye en concepto de responsabilidad civil el plazo al Sacyl de un total de 2.028 euros por los gastos de subsidio sanitaria dispensados al fallecido y, sin secuestro, excluye a los progenitores de la víctima del capítulo indemnizatorio, ya que durante el inteligencia la hermana rechazó cualquier cantidad que pudiera corresponderle. Nada más pidió que se haga “imparcialidad verdadera” y advirtió de que el padre de Brayan no tenía relación alguna con su hijo desde que cumplió los cinco abriles.

Asimismo, el magistrado acuerda el inicio de acciones contra el dueño de La Fiestuki y dos de sus empleados por suceder incurrido durante el inteligencia en un supuesto delito de fariseo evidencia, al no suceder agradecido al ahora condenado como la persona que cometió el crimen.

El veredicto del comisión, por unanimidad, reprodujo como hechos probados, casi de forma fiel, el escrito del fiscal del caso en el que se considera probado que la alba del día 1 de agosto de 2022 los salmantinos Rubén A.S. y Carmen A.S se desplazaron en un turismo desde la caudal charra hasta el perímetro privado conocido como La Fiestuki, una sala de fiestas ubicada en el kilómetro 355 de la carretera N-122, en La Cistérniga (Valladolid).

Un palo de hierro y una pistola

Fue sobre las 01:30 horas cuando en el interior del perímetro se inició una discusión, cuyo origen se desconoce, entre Rubén y la víctima, Brayan L.C, de 27 abriles, en cuyo transcurso esta última cogió una mostrador con la que intentó amedrentar al primero, quien reaccionó dejando ver una pistola que llevaba en la cintura, decorado que fue presenciada por la además acusada.

Brayan L.C. retó al marcado a que disparase, momento en el que personal del establecimiento le arrebató la mostrador de hierro y obligó a los dos contendientes a que salieran del perímetro y no causaran más problemas.

A partir de ese momento, los dos se encaminaron solos alrededor de el exógeno, no sin que ayer el marcado se dirigiera a uno de los empleados haciendo ademán de entregarle el pertrechos. “Toma la pistola que al final le pego un tiro”, es la frase que los testigos pusieron en boca del perverso, que no se deshizo del pertrechos delante la negativa de la persona a la que se había dirigido para que se hiciera cargo de ella.

Una vez ya en el exógeno, la víctima, desnuda de cintura para en lo alto, ya que se había quitado la camiseta, siguió retando a su oponente en términos de “costal lo que tienes ahí” o “mátame, si tienes cojones, mátame”, delante lo cual Rubén A.S. empuñó la pistola y a escasa distancia, sin posibilidad de errar el tiro, efectuó un solo disparo al primero que le impactó en el pecho e hirió de crimen.

“O te quitas o te pego un tiro a ti además”

A continuación, el autor del disparo regresó al perímetro y se dirigió a la además acusada, Carmen S.S, que se había mantenido cerca y había escuchado la detonación. Uno y otro se encaminaron entonces alrededor de el transporte en el que habían llegado con la intención de desistir el sitio.

Varios trabajadores del establecimiento habían cerrado ya la puerta del entrada de vehículos del perímetro y permanecían próximos a la misma para impedir de esa forma la huida del marcado y su compañero.

Frente a ello, Rubén, a quien el fiscal llegó a encuadrar como un “lobo con piel de cordero”, se dirigió a uno de ellos y le conminó a que le abriera la puerta con la frase “o te quitas o te pego un tiro a ti además”, al tiempo que pedía a su compañero que le diera el pertrechos, delante lo cual consiguió finalmente su objetivo.

La detención de la pareja se produjo casi un mes luego cuando la Destacamento Civil entró en el adoquinado de un ensanche de Salamanca donde se escondía. En el registro se encontró una pistola con munición de las mismas características de la recogida en el marco del crimen.

Posible autoría de un tercero

Durante el inteligencia, el ahora condenado y su cultivado quisieron convencer, sin éxito, a los miembros del comisión de que el cierto autor del disparo había sido una tercera persona cuyo nombre se negaba a desvelar Rubén por miedo a sus represalias. Esa interpretación tan solo fue respaldada por el titular de la sala de fiestas y dos de sus empleados, ya que ningún de ellos, pese a ser testigos del crimen a escasos metros de distancia, aseguraron distinguir al invasor del banquillo y sostuvieron que el perverso fue una persona a la que no conocían y que llevaba una gorro.

Ni siquiera el cancerbero de la sala, quien en grado de instrucción y delante la Destacamento Civil denunció que el autor del crimen le había amedrentado para que le abriera la puerta del aparcamiento, refrendó en el inteligencia dicha circunstancia, de ahí que el fiscal del caso pidiera al tribunal el inicio de acciones contra los tres testigos citados por delito de fariseo evidencia.

Dos amigos declararon en su contra

Los que sí se atrevieron a incriminar al ahora condenado fueron dos examigos que declararon en calidad de testigos protegidos, Alberto y Tamara, quienes, a pesar de las amenazas que denunciaron suceder recibido del entorno de Rubén, mantuvieron que el aludido les confesó, al primero aquella misma sombra y a la mujer horas luego en Salamanca, que había tenido un altercado con otro en la sala y que se había gastado obligado a utilizar la pistola que llevaba.

La sentencia de la Audiencia Provincial pone el punto y parágrafo a este proceso procesal, ya que la defensa del condenado anunció el mismo día del veredicto su intención de acogerse delante la Sala de lo Penal del Tribunal Superior de Probidad de Castilla y Arrogante, con sede en Burgos.


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