embalses al mismo nivel y cultivos perdidos en la sierra de Madrid


Demasiada agua destruyó decenas de chalés, muy poca mantiene los embalses medio vacíos y, convertida en bolas de hielo, arruinó huertos y cultivos. El lluvioso inicio de septiembre en la Comunidad de Madrid ha sido doblemente dramático. El agua, tan necesaria tras los meses de sequía estival, ha llegado gracias a una DANA, un tsunami que ha arrasado el suroeste de la región y cientos de casas en pequeños pueblos. Pero el temporal ni siquiera ha servido para aumentar las reservas: los 13 embalses madrileños se mantienen a la mitad de su capacidad.

El nivel es prácticamente el mismo que el registrado el pasado 1 de septiembre. Este miércoles, según datos facilitados por el Canal de Isabel II, los 14 embalses almacenaron un total de 477,9 hectómetros cúbicos de agua, el 50,66% de su capacidad máxima. Apenas ha crecido algo más de dos décimas: a principios de mes, estas cifras se situaban en 475,5 hectómetros cúbicos, el 50,4% del total. Aunque la DANA regó la región los días 3 y 4 de septiembre, llovió en zonas específicas. Según los registros de la Aemet (Agencia Estatal de Meteorología), la estación ubicada en Villanueva de la Cañada contabilizó esos días 153 litros por metro cuadrado, mientras que en pleno centro de la capital, en Retiro, se alcanzaron 106 litros por metro cuadrado. metro cuadrado.

La directora de operaciones del Canal de Isabel II, Belén Benito, amplía la explicación: «Aunque las lluvias han sido copiosas, veníamos de meses sin precipitaciones y con temperaturas altísimas, por lo que el terreno estaba muy seco y no se podía ha generado escorrentía. Para que se produzca un aumento significativo del nivel de los embalses no ayudan las lluvias torrenciales como muchos días seguidos de lluvia fina, que empapa el suelo. Los 13 embalses que gestiona la empresa pública también están repartidos por la sierra, donde llovió menos. “Las precipitaciones que hemos registrado en Madrid capital son hasta un 67% superiores a las registradas en los embalses”, añade Benito.

Es habitual que las reservas de agua disminuyan tras el verano, sin embargo, la situación hidrológica actual está 15 puntos por debajo de la media histórica de los últimos 30 años. Los embalses más secos son El Vado, al 16% de su capacidad, Navacerrada, al 29% de su capacidad, y Navalmedio, con el 33% del total. Aún así, Canal de Isabel II asegura que estos niveles “están dentro de la normalidad” y que el “suministro está garantizado”. “Las lluvias también han ayudado a humedecer el terreno y, si se producen lluvias en las próximas semanas, será más fácil generar aportes a los embalses”, vaticina Benito.

Granizo en el norte

Algunos cultivos también han sufrido las consecuencias de este tiempo loco, aunque los culpables no han sido los embalses medio vacíos -el regadío de Madrid bebe mayoritariamente de los ríos- ni la DANA. «En la zona cero de la DANA ningún agricultor ha tenido daños muy graves, más allá de algún escurrimiento. “El granizo ha hecho más daños”, afirma un portavoz de la Unión de Pequeños Agricultores y Ganaderos de Madrid (UPA). Este lunes, en la sierra norte, una tormenta nocturna de bolas de hielo arrasó con un puñado de fincas de la localidad de Lozoya.

Imagen principal - Una montaña de tomates destrozados por el granizo que, este lunes, arrasó con varias huertas en la localidad de Lozoya;  En las imágenes, el agricultor Jorge López muestra los destrozos y bolas congeladas en su finca ecológica, Ecos del Lozoya.
Imagen secundaria 1 - Una montaña de tomates arruinados por el granizo que, este lunes, arrasó con varias huertas en la localidad de Lozoya;  En las imágenes, el agricultor Jorge López muestra los destrozos y bolas congeladas en su finca ecológica, Ecos del Lozoya.
Imagen secundaria 2 - Una montaña de tomates arruinados por el granizo que, este lunes, arrasó con varias huertas en la localidad de Lozoya;  En las imágenes, el agricultor Jorge López muestra los destrozos y bolas congeladas en su finca ecológica, Ecos del Lozoya.
Una montaña de tomates arruinados por el granizo que, este lunes, arrasó con varias huertas en la localidad de Lozoya; En las imágenes, el agricultor Jorge López muestra los destrozos y bolas congeladas en su finca ecológica, Ecos del Lozoya.
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La “virulencia de las pelotas de golf” despertó a Jorge López, de 42 años, a las 3 de la madrugada. Este pequeño agricultor y su mujer, Anneleen Crabbé, han perdido su huerto, sus tomates, pepinos, pimientos… “Tengo una montaña enorme de tomates verdes con agujeros”, se lamenta López por teléfono. Sólo se han salvado las calabazas, por su piel gruesa, cuatro plantas de berenjena y “un poco” de albahaca: “El mes de septiembre es el mejor mes del año y he perdido todas las cosechas de verano”. Calcula que el agujero económico, por el producto arruinado y las visitas canceladas para recoger frutos rojos, ronda los 10.000 euros. Su esposa no podía dejar de llorar. “Nunca me ha pasado esto, probablemente sea el día más triste como agricultor”, resume López.

El plan del matrimonio, con dos hijos de 9 y 7 años, consiste en empezar un jardín de invierno desde cero, con las hojas verdes (col, acelgas, lechuga) que se plantan a finales de agosto. López, que huyó de la capital para trabajar en el campo hace una década, nunca había presenciado un desastre absoluto en tan poco tiempo. Aprovecha para reflexionar: «¿Cómo podemos, juntos, ser conscientes de que abandonar la actividad por desgracia es un desastre para la sociedad? ¿Cómo podemos todos intentar compartir el riesgo?

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