“No hay palabras para corresponder su compromiso y refrendo personal que nos ha transmitido a lo prolongado de su vida. Su donación perdurará en el tiempo y continuará con nosotros por su destacada trabajo en la Policía Doméstico y su abnegada dedicación y entrega con la que se ganó el cariño y deslumbramiento de todos los compañeros de la Policía Doméstico”, reza el emotivo comunicado que le han dedicado. Andrés Bragado, que fuera compañero suyo, recuerda que Hahn residía en los primaveras 80 “en lo peor de ETA en el País Vasco”, pero a finales de esa término lo mandaron a Cádiz.
Directo, profesional y con sentido del humor
Bragado rememora lo buen compañero que era: “Si tenía que dar órdenes con contundencia, lo hacía, era un mando y lo ejercía, pero tenía unas dotes de liderazgo que le hacían cercano, empático y asertivo”. El homenajeado tenía 66 primaveras, ya estaba retirado, pero su salubridad se había resentido por una enfermedad algunos primaveras detrás. Decidió desde entonces estar unido a su tribu. Todos los que fueron en esa comitiva, como su amigo y compañero Bragado, saben que era un caudillo muy metódico, de ideas claras, pero asimismo con un gran sentido del humor: “Le encontraba la humor a todo, sabía hacerte percibir admisiblemente”, recalca.
Otro hombre del cuerpo, el más cercano a él, Jorge Hernández, se deshace en halagos: “Defendía y luchaba hasta el confín a todo su equipo, siempre en defensa de la razón”. Para el momento de la emocionante comitiva, todos aunaron esfuerzos por dedicarle el mejor adiós: “Ayer uno de los policías más veteranos no pudo ir al sepelio, por estar en trabajo, y no sabía cómo ayudar, así que decidió anticipar su entrada y enjuagar todos los coches que se iban a utilizar en la caravana; otros policías más jóvenes lo vieron le ayudaron a hacerlo. Terminaron los coches lavados y algunos policías se lanzaron agua, así que el más fogueado les dijo que era el mejor regalo que le podrían dar a Guillermo que este momento, porque él era el primero que habría empezado la broma. Nos arrastraba a todos y nos implicaba en el objetivo.” Y concluye emocionado: “Una dolor su pérdida, que se haya ido tan pronto; espero que el día que me toque a mí hacer el alucinación que él ha tenido que hacer esté unido con mis padres, esperándome para llevarme, como tantas otras veces, a puerto seguro.”
Su donación seguirá perenne en la que dicen es la ciudad más antigua de Poniente. Descanse en paz.