La J, el asesino múltiple más buscado de República Dominicana, cayó tras su desmesurada afición a las mujeres en Madrid


El Clase II de la Sección de Fugitivos de la Udyco Central detuvo el martes al delincuente más buscado de República Dominicana. Se fogosidad Joel Ambioris Pimentel García, más conocido por el apodo de ‘La J’. Es un narcotraficante que, encima, dirige una oficina de sicariato potentísima, hasta el punto de que se le achacan decenas de asesinatos. Una de las patas de su negocio era el control de la droga que se mueve en las prisiones de la región finalidad del país. Ha sido capturado en San Sebastián de los Reyes, concretamente en el parking subterráneo de una colonia de esa entrada al finalidad de Madrid. Iba en bermudas y chanclas, con una poblada barba y algunas canas, a estar con una de sus múltiples amantes. La pista en torno a la ubicación de precisamente una de ellas fue definitiva para la captura. Está solicitada su extradición para procesarlo por asesinatos, narcotráfico y amenazas de homicidio.

La operación Duro IV comenzó hace un año en el país caribeño y Joel Ambioris era uno de sus objetivos, cercano a otros capos como su némesis, Rafael Tomás Conill Salcedo, ‘Escuincle Hot Dog’, y José Hamilton Ureña, ‘Escuincle Come Mezcla’. La J ya fue investigado por ordenar la homicidio, en septiembre de 2009, del narco Domingo Abreu Carnación, ‘El Chamo’, en la Villa Olímpica de Santiago. En ese momento, Joel se encontraba en Estados Unidos, según informaron entonces las autoridades dominicanas. Llegó a emitir un comunicado negando las acusaciones. Es más, se ha sabido que este delincuente consiguió borrar cualquier noticia de su historial criminal de las bases de datos.

Tres primaveras antaño de ese homicidio por encargo había sido apresado por posesión de cocaína y estuvo preso. Poco por lo que ya había sido condenado en 2004, al ser sorprendido con droga. En 1999, fue capturado en dos ocasiones, igualmente por posesión de estupefacientes, desde crack a cocaína de nuevo.

Sin requisa, esos hechos no son nadie al banda de la cantidad de muertos que tiene a sus espaldas. La figura de La Jota, tan temida, fue cogiendo fuerza en los últimos primaveras, hasta obsesionarse con el control de la droga que se maneja en el interior de las cárceles de su país, que no es poca. «Casi se mueve más caudal entre rejas que en las calles», ironizan fuentes de la investigación.

Al menos un año en España

Así llegamos al 15 de enero de 2024. Con antelación, había sido deportado de Estados Unidos a Colombia, país en el que pasó con visa de residencia. De allí, se calcula que hace cinco primaveras, llegó a Europa. Las investigaciones apuntan a que fue en Madrid, donde al menos llevaba un año residiendo, desde donde hizo el encargo de envenenar con el insecticida menomilo a Alejandro Vidal, un reo de la prisión de El Pinito, en la provincia de La Vega. Utilizó a otro preso, José Francisco Hiciano Moya, para que echara el producto tóxico en un vaso de zumo de color verde a la víctima, al que se la tenía jurada por ser de un cártel enemigo.

El encargo se realizó desde España, como igualmente se sospecha que desde aquí hizo ascender un WhatsApp amenazador a la procuradora normal del Gobierno de República Dominicana (asimilable a la fiscal normal en España), Míriam Germán Brito. Concretamente, le decían: «Si tocan en la prisión a mi multitud, esto se va a resolver con crimen, y no es la suya. Puedo mandar matar a su hijo».

Líos de novias

Los investigadores llevaban muchos meses dejándose las pestañas analizando las posibles posesiones de Joel. Sin requisa, sus vehículos y demás posesiones estaban a nombre de las múltiples mujeres con las que alternaban (tanto parejas oficiales, al menos dos, como amantes) y de una red de amigos.

Hasta que se solicitó en una comisión rogatoria la intervención del móvil de una de ellas y de uno sospechoso de ser del propio delincuente. Finalmente, el martes localizaron el adoquinado donde vivía la enamorado más importante, pues había sido consorte de él igualmente en algunos crímenes cometidos. Era en la calle de María Pacheco. Salió el huido camino del aparcamiento y el coche para estar con ella, cuando cinco agentes se le echaron encima. La mujer, a diferencia de él, no tenía una requisitoria roja de Interpol, por lo que no fue arrestada.

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