Luis Mateo Díez apela a la lectura como recurso para «salvarnos del asedio» del progreso


La reivindicación de la importancia del vademécum -«punto natural, histórico y clásico»- como «objeto» requerido para «reforzar nuestra intimidad» y «punto esforzado» para «salvarnos del asedio que estamos padeciendo, y que procede del progreso», centró ayer el pregón inaugural de la Feria del Obra de Valladolid pronunciado por Luis Mateo Díez, postrero Premio Cervantes.

Para el autor leonés, los «excesos» que hay en la ingenuidad que vivimos y el «asedio de los medios tecnológicos» produce «un saqueo de lo que somos, de nuestro interior», y sólo el arte, la creación literaria y el pensamiento nos brinda ese espacio para «retraernos alrededor de nosotros». Por ello, resaltó la relevancia de «una buena feria del vademécum» como «un atractivo infinito» para obras de «todos los tiempos» que permitirán reafirmarse en «el poder de la imaginación».

El escritor del ‘paraje’ Celama aclaró que no es que esté en contra de los medios tecnológicos ni que sea «pesimista» de la deriva a la que llevan: «El problema es el uso que hacemos de ellos», y sus consecuencias, entre las que mencionó la pérdida de «los fortuna de la memoria». En su intervención delante los medios de comunicación, horas antaño de pronunciar el pregón, denunció que «parece que vivimos en un mundo donde se ha perdido la figura del intelectual», que se encargaba de «aportar luz y analizar, con sentido crítico, lo que está pasando». Tarea que, en su opinión, parece que ha recaído en los escritores «y en un modesto novelista como yo, que no tengo ninguna fórmula para excluir ausencia».

Díez, cuya última obra, ‘El amo de la pista’, salía a la luz sólo dos días a posteriori de que recibiera el Cervantes, subrayó la «desenvolvimiento» que siempre ha tenido a la hora de escribir, sin obligación de someterse a las «exigencias de determinadas modas, asuntos, problemas…». «Todo lo que puedo contar sobre la condición humana, sobre el sentido de la vida y sobre el secreto que tiene el ser humano está en mis novelas», sostuvo.

Como miembro de la Actual Entidad Española -ocupa el sillón I- reivindicó su papel para crear «una conciencia global de nuestra unión». Consideró que su tarea como escritor en el situación de esta institución está en profesar «una depuración creativa de la unión»: «A la unión hay que respetarla mucho pero no hay que atarla del todo». Por postrero, destacó la grata experiencia que es encontrarse en las ferias con el «leyente cómplice», que incluso a veces le llega a poner en «dificultades», Apuntó que si tuviera que nominar entre ser escritor y leyente elegiría, sin duda, la segunda porque su experiencia «como sujeto creador de lo que lee es inagotable». «Yo, como leyente, he escrito todo Tolstói», bromeó.

La recorrido de ayer sirvió para dar el pistoletazo de salida a la Feria del Obra de Valladolid, cuyo pelea durante los próximos siete días es «familiarizar, aún más si cerca de» a vallisoletanos y visitantes con la ojeada, señaló el corregidor Jesús Julio Carnero.

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