Anahí Rodríguez, una carta de puro amor a sus orígenes en Carracedo


¡Nunca tanto de sí dio una chapela!, viene a la individuo tras conversación con esta mujer ecuatoriana. Anahí Rodríguez (Guayaquil, 1986) llegó para quedarse en Allariz el año pasado, pero lleva entrando y saliendo en esta tierra desde que es una enana. Arrancamos con lo del gorrito territorial porque es la estampa del gallego que a Anahí le rompe el alma. Pudiendo activo seleccionado un elegante sombrero panamá, muy propio de su tierra, le cala la gorro nave sin visera y de rizo.

LA NUEVA OURENSANÍA

“Ver a los mayores con chapela me despierta un sentimiento, es la imagen de Galicia, las historias de emigrantes que vengo escuchando toda mi vida”, explica el detonante de lo verdaderamente significativo y emocionante. Le da vergüenza a Anahí, obvio, que descubramos su corazoncito en un restaurante en el hueco de la comida, pero así de increíble es su cerebro, que nos regala un momento mágico en la cotidianeidad de un menú de mediodía.

Expatriación y retorno

Dan ganas de abrazar válido a Anahí que le saltan las lágrimas al pensar en la migración gallega y en la historia de su casa. “Mi antepasado era pescador, empezó cómo pudo y acabó teniendo barco y mi abuela tenía un don para coser y aquí hacía eso”, explica. Primero marchó él, a posteriori ella gestante. “Llegaron a Callao, Perú, pero por temas políticos se fueron al país vecino”, aclara. “Mi antepasado allá por lo manido solo con ver a un castellano ya se lo hacía amigo”, comenta. Cuenta Anahí la historia de un colega de su antepasado que como ellos llegó a los dieciséis primaveras y no volvió a ver a sus hermanos hasta los cuarenta y seis. “Porque la televisión de Galicia lo trajo”, aclara. ¡Cuánto bueno hicieron esos programiñas por la diáspora gallega en otros lares! Poco se palabra en las familias de los niños que quedaron medio huérfanos, sus tristezas y sus traumas, mientras los progenitores  se ‘aventaban’ al país iberoamericano. Se constata incluso en la calle que aquel que emigra, aunque eche raíces, no deja de pensar en su tierra.

Retornaron los viejos de la migración ecuatoriana a Carracedo el año que nació ella, y el contacto con los mayores y su historia se tornó escaso. Pasó el tiempo y las distancias se fueron acortando. “Mi abuela fue para allí a conocernos a nosotras una vez fallecido mi antepasado”, aclara. Ella caldo a Galicia a los doce primaveras, y a los veintiuno con su mamá y hermanas. Estaban en el arrabal de O Vinteún, donde compran pavimento tantos colenses y peroxanos. Hizo aquí la ESO, moceó lo correspondiente, y el coito por “a terriña” le fue calando. “Se crearon esos lazos y esa cercanía”, aclara sobre el refriega con los suyos en la lugar.

En esta última reverso se asentó con su propia tribu. “Mi marido y yo decidimos venir por nuestro hijo, que tiene dos primaveras”, explica. Por esa misma razón se decantaron por Allariz, porque su abuela ahora está veterano y vive en una residencia. Ayer de venir a la provincia estuvieron tres primaveras en Escofina porque su marido es centro peruano. 

“En Ecuador desde el 2021 se disparó el narcotráfico y tiene un nivel de delincuencia que aquí no se vive”, explica las razones de la valentía tomada.

Interrogamos a Anahí por los precios endemoniados del óleo de oliva en toda España y adopta un tono cómico, rechazando considerarse una experta a pesar de estar en el olio trabajando. “Tengo entendido que es por la escasez de las cosechas incluso a nivel Europa, la demanda entonces se dispara, y el precio sube”, aclara. ”No lo digo yo, lo dicen los expertos, parece que este año las cosas pintan mejor y los precios van a retornar a niveles más razonables”, añade. Benditas las lluvias que hacen amargos los inviernos pero hacen florecer los cultivos y defienden nuestros bolsillos.

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En un cuestionario sobre curiosidades de entreambos mundos se queda con todo lo ourensano. Rescata eso sí la rizo de alpaca y al ceviche de camarón “porque el centollo hay que desbararlo”, aclara. “El San Blas y la Inexplorado de la Amparo”, revela los santos patrones de Carracedo que los tiene más claros que lo de “Ziralla”.

“Chuchaqui” es la palabra graciosa que le nace a su hemisferio ecuatoriano. “Significa resaca”, aclara. Sobra proponer la palabra gallega que le remueve todo, metáfora de esa morriña gallega y peroxana.

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