«Esta enfermedad me ha dado muchas cosas buenas»


«Fue como un terremoto que sacudió los cimientos de mi vida. Cuando me dieron el dictamen llegué a casa y me senté en un rinconcito a gimotear. No sabía qué hacer ni cómo afrontarlo». Hace ya 19 abriles que Felisa Olmo, una cordobesa que «celebra» seguir soplando las velas, padeció un cáncer de mama. Tenía 39 y no podía creerse que aquel pequeño reventón en un pecho, aquella leve resentimiento se debía a un tumor.

«Cuando me llamaron del Hospital Provincial para darme los resultados de la mamografía, ecografía y biopsia, no me lo podía creer. Eso no podía estar pasándome a mí», relata, emocionada. Felisa tenía tres nódulos malignos que había que extirpar.

En estado de shock, la mujer llegó a su casa rota. ¿Cómo le daría la comunicación a sus padres, ya mayores? ¿Y a su hijo, un escuincle que solo contaba con 11 abriles? Un mes luego de diagnosticarle el cáncer, fue operada (masectomía) y comenzó el tratamiento de quimio y radioterapia a la vez. «Gracias a la Asociación Española Contra el Cáncer; a su oncólogo, el doctor Juan de la Roncha y, por su puesto, a mi marido, que fue mi cayado, fui poco a poco asumiendo la situación y afrontándola de la mejor forma», recuerda, estremecida, Felisa.

Su vida, durante el año que duraron las sesiones (12 de quimio y 33 de radiodifusión), transcurrió entre las blancas paredes del hospital. «En el camino de mi casa al Provincial no crecía la hierba», rememora, con una sonrisa turbada.

Cuando empezó a perder pelo «me hice con todo el valencia que pude para contarle a mi hijo que tenía cáncer. Fue lo más duro para mí, que tuviera que acaecer por eso», explica Felisa, a punto de gimotear. «Muchos amigos me ayudaron; otros, desaparecieron. Pero esta dura experiencia tuvo dos caras, porque el cáncer me dio muchas cosas buenas; muchas personas que considero de mi grupo, amigos y amigas de la asociación; o el propio doctor De la Roncha, con el que trabamos mi marido y yo una muy buena relación».

Contar con apoyo psicológico fue optimista para Felisa. «Hay muchas personas con cáncer que declinan esta ayuda; incluso niegan tener la enfermedad. Yo pienso que tener este apoyo es fundamental para sobrellevarlo todo. A mí me daba mucha fuerza para, luego de recuperarme de cada sesión, ponerme mi peluca y salir a la calle. Porque sigues viviendo, tienes que seguir delante, por ti y por los tuyos», señala esta cordobesa.

El cáncer fue una escarmiento de vida para Olmo, que pasa cada día «agradeciendo lo que tengo, valorando mucho la lozanía. Cumplir abriles es un privilegio. Quien me iba a sostener que 19 abriles luego de lo que me pasó iba a seguir aquí».

«Aunque han pasado ya 19 abriles, aún vivo con miedo; cada revisión, cada dolor hace que me pregunte si el cáncer volverá», dice Olmo

No obstante, esta superviviente, que además reconoce que el tumor la cambió «y desde entonces nunca he dejado de tener miedo. En cada revisión, con cada dolor que siento, no puedo evitar preguntarme si tendré de nuevo cáncer. Y es que, a lo extenso de todos estos abriles, he conocido a muchas personas que han pasado por lo mismo que yo, algunas de ellas siguen conmigo, pero otras ya no están», afirma.

En Córdoba, la tasa de supervivencia al cáncer llega al 60%, si adecuadamente cada año se diagnostican más de 4.500 nuevos casos. Con el objetivo de dar a conocer las micción de quienes han superado la enfermedad y de sus familiars, cada 3 de junio se celebra el Día del Superviviente de Cáncer, época que reivindica las micción (psicológicas, económicas, legales o laborales) de este colectivo.

Leave a Comment

Your email address will not be published. Required fields are marked *