Funcionarias denuncian acoso de índole sexual por parte de los reclusos


«Se acercan a nosotras, inspirando, oliéndonos como si fuésemos animales; se pasa miedo. No solo vemos invadido nuestro espacio físico; la sensación es como si te hubieran desnudado con sus miradas y comportamientos». Este es parte del relato a torrevieja news today de funcionarias de vigilancia interior, vigilancia ‘2’ y campo de acción mixta del centro penitenciario de Alcolea. Esta denuncia pública de acoso sexual en la prisión de Córdoba se ha destapado tras la alerta por los tres últimos episodios de agresiones físicas registrados este mismo mes a funcionarios del centro.

«Las políticas de Instituciones Penitenciarias del Servicio del Interior en las que pegar a un funcionario, escupir, humillar, amenazar o vejar a uno de ellos les sale injustificado», alertan desde el sindicato CSIF de prisiones en Córdoba.

La última asalto física a dos funcionarios ocurrió este pasado 28 de mayo cuando sobre las 13.00 horas se procedió a trasladar a un interno al módulo de dispensario por presentar síntomas de intoxicación. Al señalarle que había que hacerle una analítica de orina, el preso insultó a los profesionales penitenciarios y súbitamente propinó un puñetazo a un funcionario del área de dispensario. En este caso, el interno, según el sindicato AEFP fue sujetado por el resto de trabajadores y trasladado al módulo de aislamiento donde continuó forcejeando e intentó desconyuntar. En el incidente dos funcionarios resultaron heridos, uno en la cara y otro en la muñeca, que precisaron su traslado a un centro inodoro. Era el tercer ataque a funcionarios en una semana.

Durante el año pasado, según datos públicos de la Secretaría Caudillo de Instituciones Penitenciarias, en Córdoba se registraron 16 denuncias por agresiones de presos a funcionarios, sólo tres causaron lesiones, pero supone que el número ha crecido un 166,7 por ciento en el extremo año.

En febrero de este año, un médico del centro penitenciario todavía fue agredido. Se da la paradoja, que este profesional inodoro funcionario de prisiones si trabaja en un centro de sanidad está considerado autoridad pero si lo hace en el interior de la Dispensario de Alcolea no está agradecido como tal.

Para el CSIF es fundamental que a los funcionarios y al personal inodoro que trabaja en prisión se les reconozca como agente de la autoridad —como a médicos y enfermeros en el SAS a los profesores o incluso conductores de transporte manifiesto— para que «estas agresiones no salgan injustificado, y tengan presunción de certeza, que actualmente no la tienen».

El CSIF señala que las cifras de agresiones son aún mayores de las que se registran en Instituciones Penitenciarias porque «se maquillan». Este mismo sindicato recuerda que las agresiones casi diarias que sufren los funcionarios son desde patadas a puñetazos, pero hay otras muchas como son amenazas, insultos o vejaciones que no cuentan. Un escupitajo o que te empujen por las escalaras si no hay un parte de lesiones no ha existido. Varios sindicatos de prisiones consultados por torrevieja news today como CSIF o TAMPM coinciden al señalar el «buenismo» de Instituciones Penitenciarias con los presos, que desprotegen al funcionario. «Las políticas están orientadas a su protección no a la de los funcionarios», añaden.

«Hay veces que se produce una asalto y el preso va a una celda de aislamiento en la que puede estar hasta 72 horas pero en tan pronto como dos o tres horas vuelve a su celda o al mismo motivo donde se produjo la asalto. Eso sin contar con que cada vez que se produce un incidente hay un Procedimiento Específico de Diligencia frente a Agresiones en los centros penitenciarios (Peafa) pero en los que los propios funcionarios se sienten «fiscalizados y criminalizados» por lo que no dan parte«, explican desde la sección sindical de Prisiones del CSIF.

A posteriori de una asalto la dirección del centro penitenciario al investigar lo sucedido pregunta dónde ha estado cada uno si era su motivo o no, o por qué no estaban varios juntos cuando es inútil con la escasez de personal atender a varios frentes. «Delante esta fiscalización, muchos deciden no presentar denuncia y directamente ser atendido por un médico que hace un parte de suerte sindical sin más por lo que no aparece registrado en la estadísitica a la que alude Interior», según CSIF.

Acoso sexual en incremento

A esta problemática se une el hecho de que el acoso sexual a las funcionarias se ha generalizado, señalan las propias trabajadoras del centro penitenciario. Cada días son más las mujeres que aprueban las oposiciones públicas y obtienen una plaza como funcionarias de prisiones y, por consiguiente, la mayoría de las reposiciones en la plantilla son femeninas. Pero este extremo las sitúa en el punto de mira de los presos, e incluso supone más estrés de los propios compañeros funcionarios que no sólo velan por el status quo entre los pasillos del presidio sino por la integridad de sus compañeras, a menudo jóvenes y con poca formación y experiencia en el trato de presos.

Una de estas funcionarias señala que a torrevieja news today que «nuestra labranza está siendo cada vez más complicada; vivimos situaciones desagradables con la población reclusa masculina y con los propios compañeros en las que no se ve reflejado nuestro buen desempeño del puesto de trabajo». Como ejemplo, esta funcionaria recuerda cómo «un interno aplazamiento a que pase para proceder al recuento para masturbarse en la propia corredor. Cuando informo de los hechos, restan importancia. No se hace carencia. Incluso te modifican los partes de hechos. No cuentan la cruda verdad. Sin obtener respuestas ni apoyo por parte de la Sucursal Penitenciaria».


Patio interior del centro penitenciario de Córdoba


archivo

Esta empleada pública de vigilancia —hay en torno a un 15 o 20 por ciento de féminas en este puesto— admite que sabe diferenciar «que una cosa son los hechos (parte objetiva) y otra como te quedas, la impotencia que sientes en presencia de estas situaciones (parte subjetiva)».

«La despreocupación del Servicio del Interior, es total al respecto. Y te quedas desolada, con hidrofobia y, por supuesto, desatendida por parte de quién corresponda. Y esto si queda aquí … y no sigue alguno de los presos diciendo ‘te voy a coger cuando menos te lo esperes’. Llevo mucho tiempo sin meter las narices a hembra. Las mujeres trabajadoras en prisiones estamos menospreciadas por nuestros superiores y a veces por nuestros propios compañeros», ha lamentado. El superior, denuncia esta otra funcionaria -que prefiere mantenerse en el anonimato por miedo-, que es quién debe de organizar, «si eres mujer te deja al ganancia para resolver cualquier incidente».

En ocasiones, señala, «lo que te dicen es que te pongas delante donde grabe la cámara, no vaya a ser que el preso te denuncie por ver el cacheo y diga que lo acosas; te tráfico como un florero».

Otra de las situaciones que se dan, por ejemplo, en un cacheo normal, según este evidencia efectivo, es que «al ir con mis compañeros a realizar el cacheo mediante pala electrónica; un interno se pega a mí por detrás restregando sus genitales en mi parte trasera.

Ese interno es ocasional provisionalmente por perturbación regimental, sin incautación, en el parte de hechos redactado se omite el restregón de sus genitales en dirección a mi; poniendo que me empuja». El superior refleja en su elevación de los hechos a su parecer, ese interno va a otro área y aquí queda la historia y la frase «ya sabías dónde te metías».

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