«Si no nos cuidamos unos a otros la civilización se extinguirá»


Bárbara es una doble en el envejecimiento saludable y activo, y no tiene más que mirar en casa. Su padre, el pediatra retirado Manuel Luque, es un referente sobre cómo cumplir abriles, por muchos que sean, puede convertirse en una experiencia provechosa, nutritiva, enriquecedora. Manolo, natural de Montilla, se casó con Matilde, una mujer sabia con ocho hermanos que quedó muy pronto huérfana de padre.

«Mi abuela, que murió con ciento seis abriles, era una matriarca: ha sido un ejemplo para nuestra comunidad», asegura la catedrática de Psicología Evolutiva y de la Educación de la Universidad de Córdoba (UCO), nacida en la ciudad en 1977.

-Usted y yo tenemos un amigo en popular: el además psicólogo Vicente Sánchez. Hace unos meses afirmaba en estas mismas páginas que una persona que no se quiere funciona muy mal en la vida. ¿Está de acuerdo?

-Sí, sí. Claro. Ahora escuchamos mucho sobre la salubridad mental, y en gran parte es por el avance comprobado de la Psicología en el ámbito de la salubridad y además por las cosas que nos han tocado radicar, y me refiero al confinamiento y la crisis económica. Situaciones de estrés que tienen su impacto en la salubridad. Esta semana salía publicado un estudio sobre la cantidad de trabajadores que sufren el síndrome de estar quemados, sobre el ‘burnout’ en nuestro país. Eso de estar confinados y teletrabajando supuso que mucha familia se incorporara luego a su puesto profesional con una sobrecarga de trabajo, y ahora lo está pagando.

-Es verdad que tras el confinamiento parecía que el teletrabajo había venido para quedarse, pero no ha sido del todo así.

-Lo que ha supuesto en ocasiones es una sobrecarga. Tengo una amiga que dice que el que inventó el teletrabajo en el confinamiento no ha desanimado el interruptor, y seguimos con una doble tarea: ahora trabajamos en la oficina y en casa y nos cuesta más poner límites. Le dedicamos mucho tiempo de nuestra vida al ámbito profesional, que es muy importante porque atraviesa nuestra identidad. Mi caso, por ejemplo, en la Universidad: este trabajo me gusta mucho y trabajo con un equipo de personas maravilloso, pero si no te distancias un poco te invade.

-Tengo un amigo que recuerda que su abuela decía: ‘Fíjate, chiquillo, si trabajar es malo que te tienen que respaldar para que lo hagas’.

-(Risas). A veces el trabajo nos deja poco tiempo para otros ámbitos de la vida que son muy necesarios: la vida personal, la vida llano, el ocio, el cuidado personal, los espacios de expansión y de educación, que está demostrado que influyen en nuestra salubridad y que son necesarios para tener una buena calidad de vida y satisfacción positivo.

-Hay personas que están atrapadas en una obsesión por el trabajo.

-Es necesario un cambio de mentalidad, no tanto del individuo como de las organizaciones, que han de tener en cuenta que sus empleados son personas y que tienen vida, que tienen comunidad, que tienen vínculos, y que deben disponer de tiempo para cultivar esos ámbitos de la vida esenciales. Córdoba es una ciudad que es ideal para tener una buena calidad de vida, por la cercanía de los sitios, el que sea plana y el espacio natural que tenemos al banda con su maravillosa Sierra.

-Y sin incautación nos queda mucho camino por recorrer.

-Claro. Tenemos que trabajarlo. Me refiero a la civilización del cuidado. En mi argumento las personas contaban los obstáculos a los que se enfrentaban en su carrera profesional, y muchas de las chicas afirmaban que había que cambiar la perspectiva y poner en el centro el tema de los cuidados, y lo demás cerca de, no al revés, porque el trabajo de los cuidados es una actividad sin la cual no existiría civilización humana: si no nos cuidamos unos a otros nos extinguiríamos.


Luque durante su conversación con torrevieja news today en su despacho universitario


valerio merino

-La sociedad no está organizada para atender a ancianos ni a dependientes, ¿no?

-La sociedad necesita hacer una advertencia importante sobre este tema. La mujer se incorporó al mercado de trabajo hace ya muchas décadas y el sistema ha seguido como si mínimo hubiera cambiado, y son las familias las que tienen que hacer los ajustes necesarios en sus vidas, normalmente las mujeres, para atender estas tareas. Y estamos delante una población envejecida: actualmente en nuestro país hay más personas mayores de sesenta y cinco abriles que menores de quince, y las demandas biopsicosociales de este colectivo hay que atenderlas. En este tema vamos retrasados: la sinceridad ha llegado antaño que la advertencia seria sobre cómo vamos a atender este asunto, estas deyección. Encima, teniendo en cuenta que no hay un patrón único del envejecimiento: hay tantos como personas mayores.

-Las carreras profesionales desde la perspectiva de mercancías es su tema de la argumento doctoral. ¿En qué medida persiste la desigualdad?

-Bueno, me gusta ver el vaso medio repleto y centrarme en todo lo que hemos liberal, pero no podemos obviar determinados obstáculos que siguen siendo diferentes para hombres y para mujeres. Hablo, por ejemplo, de los puestos de representación, de la brecha salarial. A mí, cuando la familia me pregunta si en la institución pública hay desigualdad, respondo que en el momento presente no hay impedimentos legales que dificulten esa igualdad, sin incautación, esto no garantiza la partida de otro tipo de obstáculos, relacionados con factores sociales que pueden afectar al incremento profesional. Por ejemplo, en puestos de representación o en quién está en condiciones de asumirlos porque está más libertino de cargas familiares pues… Hay pequeños impedimentos, no legales pero sí reales que hacen que siga existiendo esa brecha.

-Todo esto está relacionado con el feminismo. ¿Usted lo es?

-Sí…

-¿Beligerante?

-Soy feminista activa, y no comprendo cómo se puede no ser feminista hoy en día. Todo el mundo sabe que el feminismo no es una cuestión de superioridad de la mujer sobre el hombre, sino que trabaja por la igualdad, y que es un movimiento social y político que se inicia a finales del siglo XVIII que aboga por un cambio social. ¿Cómo no vamos a querer las mismas oportunidades para las mujeres que para los hombres?

-¿No hay a veces posturas demasiado radicales o victimistas?

-Bueno, lo que yo creo es que hay mucha manipulación mediática.

«Las organizaciones han de tener en cuenta que sus empleados son personas»

-Ya estamos.

-(Risas). A veces se muestra la imagen que interesa mostrar, y todo lo que cuestiona el orden establecido nos agita, y cuestiona los principios.

-Usted es doble en envejecimiento. Todos nos aproximamos de un modo o de otro a esa etapa.

-Vamos a ensayar una serie de cambios, a veces pérdidas y otras ganancias, y vamos a tener que hacer ajustes en nuestra vida. Yo siempre digo que el ciclo positivo no es primero un encumbramiento y luego un descenso, sino que está caracterizado por una sucesión de ganancias y de pérdidas, y lo importante es conocer esos cambios para realizar pequeñas compensaciones o ajustes.

-¿Nuestra mente está preparada para encajar el trastorno físico o mental? Es un leñazo demasiado duro, ¿no?

-Lo que pasa es que hoy vemos muchas imágenes de diferentes tipos de vejeces. La mayoría de las ideas que tenemos sobre la vejez son negativas, pero hay estadísticas que las contradicen. La vejez no tiene por qué estar asociada a la decrepitud o a la dependencia. Un porcentaje de familia anciano tiene buena salubridad y una adhesión satisfacción positivo. Hay estudios que hablan incluso de anciano prosperidad y bienestar y de que las personas mayores tienen más capacidad para centrarse en emociones positivas que en las negativas porque están liberadas del estrés, de la crianza o del incremento profesional de otras etapas vitales.

Leave a Comment

Your email address will not be published. Required fields are marked *