«En capitales y localidades fronteras con Madrid faltan pisos en alquiler»


El sector de la construcción vive su época dorada en cuanto a la actividad y el comba de trabajo. Sin incautación, son conscientes de las dificultades que suponen para las nuevas generaciones el entrada a una vivienda. Reclaman ayudas y, sobre todo, un citación en presencia de la desliz de profesionales en este agrupación. Manuel Carmona, nuevo presidente de la Coalición Regional de Empresas Constructoras de Castilla La Mancha (Fereco), hace repaso de los principales retos a los que se enfrentan desde la asociación.

—¿Cómo late el sector de la construcción?

—En este momento, no puede quejarse en cuanto a la actividad y el comba de trabajo, sobre todo comparándolo con la situación vivida hace unos primaveras. Y la mejor muestra para respaldar esta situación son los datos objetivos: la construcción supone el 5,8 por ciento del PIB regional y por otra parte, según la Averiguación de Población Activa del primer trimestre de 2024, existen 76.000 trabajadores en la construcción en Castilla La Mancha. Esta cifras hace muchos primaveras que no se veían y están por encima de la media doméstico en cuanto al peso de la construcción en el empleo.

Ya adentro de los subsectores, el comportamiento es desigual porque, por ejemplo en obra pública, ahora mismo hay un informal parón; si perfectamente llega tras un periodo de intensa actividad por la oferta de obras antaño de las elecciones del pasado año. Y en materia de vivienda, la promoción residencial, como muchos otros sectores, no puede abstraerse de la situación de incertidumbre universal y de la subida de tipos de interés durante muchos meses, que hace que no solo se retraiga la demanda, sino que igualmente a las empresas les cueste más financiarse. El otro gran radio del sector, la rehabilitación, está viviendo un gran momento por las ayudas llegadas a través de los fondos europeos.

— Uno de los problemas sociales más urgentes es la desliz de vivienda tanto en propiedad como en inquilinato. En el caso de Castilla-La Mancha, ¿puede hacer una estimación de cuántas serían necesarias para satisfacer toda la demanda?

—Es muy difícil hacer una estimación universal, y más en una región tan extensa como Castilla La Mancha, donde conviven capitales, entornos de corredores logísticos y zonas en aventura de despoblación. No hace desliz la misma vivienda en unas zonas que en otras porque, si hablamos de entornos rurales o las zonas más despobladas, la demanda de vivienda es prácticamente inexistente. Por ello, a la hora de realizar un prospección en políticas de vivienda o en demanda residencial, es importante distinguir por zonas o por deposición de los compradores.

En nuestra región existe una demanda disfrazado en las capitales de provincia, donde por otra parte se adolece de desliz de vivienda en inquilinato. Y igualmente en las localidades que hacen frontera con Madrid, por el finalidad que la cercanía a la hacienda tiene. Ahí es donde deben abordarse diferentes medidas de colaboración público-privada para satisfacer la demanda, entre ellas, la puesta en marcha de ayudas y avales para jóvenes que quieren consentir a una vivienda en propiedad. Es fundamental y necesario recuperar esas ayudas a la entrada para que jóvenes y familias accedan al mercado.

Reforma de la ley del suelo

—Acento de una demanda disfrazado sobre todo en las capitales de provincia. Los Planes de Colocación Municipal (POM) de estas ciudades, ¿suponen palos en las ruedas para su mejora urbanístico?

—Toda la tramitación urbanística y la tranquilidad administrativa, sobre todo en materia de licencias, constituyen un traba para el sector y una dificultad no solo para las empresas, sino, por ejemplo, igualmente a la hora de poner viviendas en el mercado en aquellos sitios donde se necesita. De entre todas estas tramitaciones, los Planes de Colocación Municipales suponen cuanto menos una paralización por la complejidad del procedimiento y la cantidad de informes sectoriales y de trámites que hay que reunir. Por ello es tan importante una reforma de la ley del suelo que permita que muchos de estos trámites se puedan simultanear, que otorgue seguridad jurídica a delegación y ciudadanos, y que establezca unos plazos de respuesta tasados y acordes a la existencia. Aunque, como digo, quizá la decano dificultad que se encuentran las empresas para su actividad es la tranquilidad y poca diligencia en la tramitación de licencias, que nadie imagina el perjuicio financiero que causan, no solo a las empresas, sino igualmente a las propias arcas municipales o a los ciudadanos que, por ejemplo, esperan la deshonestidad de su vivienda o recinto.

—La tranquilidad administrativa lancha el mejora urbanístico, pero no menos preocupante es la desliz de mano de obra cualificada. ¿Es cierto que hacen desliz tantos profesionales en el sector de la construcción?

—A esta situación se llega por la colosal crisis que sufrió la construcción y que expulsó del sector a más de un millón de trabajadores en toda España. Por ello, muchos trabajadores abandonaron y otros se jubilaron con el paso de los primaveras, sin que durante mucho tiempo haya existido reposición de trabajadores por la desliz de actividad. Y por otra parte se estigmatizó a todo un sector y lo hizo poco atrayente para los jóvenes. De esta situación nos vamos recuperando y, como decía, las cifras de empleo son elocuentes. Pero sobre todo, más que dialogar de un número determinado de trabajadores, habría que dialogar de la desliz de determinados perfiles profesionales, que escasean y que constituyen un traba para las empresas el no poder encarar más actividad por la desliz de esos profesionales. Hablamos de perfiles como encargados o jefes de obra, gruistas, soladores, montadores de apariencia, encofradores, etc…

Errata de mano de obra

—El envejecimiento del sector queda licencia con un par de datos demoledores que ofrece la Confederación Doméstico de la Construcción (CNC): de cada 100 empleados del sector, sólo 9 cuentan con menos de 30 primaveras. ¿Qué se puede hacer para dar la reverso a estos datos?

—Este es un hecho objetivo y por ello lo estamos abordando con campañas de divulgación y charlas de orientación sindical adentro del software «Construyendo empleo», tratando de hacer ver a los jóvenes que se alcahuetería de un sector con futuro, con unas condiciones laborales y salariales muy por encima de otros sectores y que está haciendo grandes esfuerzos por modernizarse, industrializarse y digitalizarse.

El sector está sufriendo una transformación y las empresas de construcción de hoy en día no se parecen a las de hace 20 o 30 primaveras. En ello incide igualmente una campaña a nivel doméstico de la Fundación Profesional de la Construcción con el eslogan ‘somos futuro, somos construcción’, que alcahuetería de poner en valía, sobre todo para los jóvenes, el sentido de pertenencia a un sector cuyas empresas están construyendo las infraestructuras más importantes en todo el mundo, que ha puesto en marcha un plan de pensiones obligatorio para todos los trabajadores, que tiene un convenio estable a nivel doméstico y un salario leve implantado desde hace muchos primaveras que está un 20% de media por encima del SMI…. En definitiva, un futuro saciado de actividad con unas condiciones por encima de otros sectores.

—Una desliz de mano cualificada a la que se suma, lejos de la subida de los tipos de interés, el encarecimiento de los materiales. ¿Cuánto le puede suponer más a un ciudadano la negocio de una vivienda con respecto a los últimos primaveras?

—Según el estudio pormenorizado esmerado por la Asociación Doméstico de Constructores ANCI, el sobrecoste medio acumulado en las obras en ejecución en los tres últimos primaveras, derivado del incremento de precios de los materiales y la energía, oscila entre un 15% y un 22%, alcanzándose máximos de hasta el 29%, en ciertas tipologías de obras como las de carreteras.

El impacto positivo sobre los contratos es aún decano conveniente a los incrementos del coste de la mano de obra en ese mismo periodo. El hecho de que los precios se hayan estabilizado es buena señal, pero ello no quiere opinar que hayamos vuelto a la situación precedente, sino que han dejado de subir. Pero se mantienen en máximos, incluso en algunos materiales como los cerámicos, bituminosos o el cemento, un 40% por encima de los precios que se marcaban antaño del Covid.

—¿Dónde hay más trabajo en la contemporaneidad: en obra nueva, rehabilitación o reformas? ¿Está aquí tal vez la salida del sector?

—Cada subsector tiene su propia velocidad y a veces, cuando hablamos de construcción, lo identificamos inmediatamente con vivienda, cuando es la obra civil y la obra pública quizá la actividad que más comba financiero genera. Es una actividad fundamental para las empresas y con salida y futuro.

En cuanto a la rehabilitación, ha pasado de ser una actividad casi residual hace primaveras para muchas empresas a ser un segmento de actividad muy importante. A ello han contribuido las ayudas puestas en marcha desde hace primaveras por las administraciones, pero igualmente hechos puntuales como el Covid, que motivó muchas reformas en las viviendas al ocurrir tanto tiempo en casa y sobre todo, y de forma decisiva, la venida de los Fondos Next Generation destinados principalmente a la eficiencia energética. Se estima que 7 de cada 10 euros que llegan de estos fondos están relacionados, de una u otra forma, con el sector de la construcción, ya sea a través de la eficiencia energética, infraestructuras, construcción sostenible…

Esto hace que la diligencia de los fondos deba ser ágil en la tramitación y convocatorias de ayudas, y que las empresas deban estar preparadas para ejecutarlas en el beocio tiempo posible.

Industrialización

—En algunas construcciones ya se están utilizando los prefabricados. ¿Es la industrialización una alternativa de futuro que sustituirá al proceso constructivo coetáneo?

—En la asociación que presido en Ciudad Verdadero hemos organizado jornadas con expertos a nivel doméstico en esta materia y las conclusiones son claras: la industrialización ha llegado al sector para quedarse. Principalmente por dos motivos: por su sostenibilidad y eficiencia en los procesos constructivos, y porque en presencia de la desliz de mano de obra, muchas empresas están buscando soluciones que les permitan acortar plazos y estandarizar las construcciones.

Debemos alejarnos del concepto de industrialización asociado al prefabricado. Es mucho más: es un proceso constructivo de fabricación, ensamblaje y montaje en un entorno digitalizado, que permite acortar tiempos y minimiza los errores. Pero ello no quiere opinar que los sistemas tradicionales vayan a desaparecer. La industrialización es una alternativa más, implantada de momento en grandes empresas con importantes volúmenes y que poco a poco irá llegando a las empresas más pequeñas.

—¿Apuestan por la prefabricación o por los materiales tradicionales?

—La construcción tradicional y sus materiales todavía tienen mucho trayecto, aunque sin duda igualmente van modernizándose en la medida que la legislatura ambiental o técnica cada vez impone más condiciones. Desde las asociaciones debemos dar soporte y apoyo a todas las empresas y sobre todo, como parte fundamental de nuestro trabajo, darles la formación e información necesaria para que conozcan todos los avances del sector.

—Para finalizar, ¿cuáles son los principales retos a los que se enfrenta el sector de cara al futuro?

—Pues solo hace desliz hacer un repaso a la entrevista para encontrar el proscenio y los retos que nos marcamos: atraer trabajadores jóvenes al sector, afrontar la industrialización, desarrollar un entorno sindical adecuado y mejorado en cuanto a condiciones laborales y de seguridad y vigor para los trabajadores y mejorar en la tramitación de los procedimientos, trasladando a la delegación, por otra parte de muchas otras reivindicaciones, que la tranquilidad de los procesos administrativos relacionados con el urbanística y las licencias suponen un importante perjuicio financiero para las empresas.

En este sentido, debo añadir por otra parte que no ayuda que la legislatura sindical cambie cada poco tiempo y de forma particular por oportunidad política, quitándole a la negociación colectiva su protagonismo. La construcción es el mejor ejemplo de que, por acuerdo de empresarios y trabajadores, se puede regular un sector mejorando las condiciones laborales, pues nadie mejor que los que operan en ese sector para encontrar las soluciones y conocer lo que se necesita. Es mejor negociar que imponer a través de decreto ley. Pero sobre todo el contienda es trasladar y poner en valía que la construcción es un sector con mucho futuro y saciado de oportunidades.

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