Voluntariado en el rural de Cartelle



La iglesia parroquial de San Salvador de Sande, en el concello de Cartelle, cuenta desde hace poco más de un año con un activo voluntario que, tan pronto limpia los suelos de piedra del templo como repara los muebles de madera que integran la sacristía. Un trabajo constante y respaldado por un clan de vecinos de la parroquia, que le ha permitido dar un lavado de cara al templo. ”Mi padre era carpintero y yo, mientras que estuve en Zurich, arreglaba relojes y asimismo repara muebles en madera en mi tiempo soberano”, desvela Salvador Díaz Bande, este vecino voluntario, emigrante retornado de Suiza, que dedica su tiempo soberano a tratar de devolverle el brillo a una iglesia “que la llevo muy interiormente, es muy importante para mí.  Me encantaría verla como la vi cuando era pequeño”, desvela sentado en uno de los bancos frente al retablo decano, de Francisco Castro Canseco, del siglo XVIII.

La presentación a Sande del coetáneo párroco, Jorge Estévez, supuso un espacio fresco para la parroquia y una invitación abierta a embellecer este templo, que conserva un curvatura románico en uno de sus laterales y pinturas sin remontarse tras una puerta del altar decano. “Cuando llegó, retentiva que fue con destino a la primavera, pidió ayuda y la parentela ha colaborado en lo que ha podido. Unos con las flores, otros donando materiales y otros, con nuestro tiempo”, comentaba entre risas, restándose protagonismo y destacando la ocupación colectiva desarrollada en una parroquia que, con fondos del monte comunal, ha renovado la instalación eléctrica del templo e instalado nueva megafonía. Anteriormente, la colaboración entre la Diputación de Ourense, el Concello de Cartelle y el Obispado de Ourense, permitió renovar las tejas de la cubierta. “La Iglesia es un patrimonio del pueblo”, resume Salvador. 

En la parroquia, conformada por los pueblos de Sande, Parbón, Prado y Oleiros, los vecinos consultados están muy agradecidos por la ocupación realizada por este favorecedor que, más allá de depurar el suelo y las imágenes, no ha dudado en aplicar sus conocimientos para recuperar las pedaneas, algunos pasos y asimismo utillaje de la sacristía.  “Lo hecho, hecho está. Lo importante es lo que error por hacer… y si nos dejan, aquí seguiremos trabajando”, comenta Salvador Díaz, con una amplia sonrisa en la cara y nuevos proyectos en la mente, como el deseo de que las implicaciones se impliquen y se pueda aguantar a punta la rehabilitación de los dos retablos laterales.

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