En 3 minutos saquearon la tienda y rompieron todo


Ocultando sus rostros bajo gorras, pañuelos o pasamontañas, y portando palos de grandes dimensiones en sus manos; así irrumpieron 7 personas encapuchadas poco a posteriori de las 18:00 horas del pasado sábado en una tienda de electrodomésticos de Sevilla.

Gritos, amenazas y golpes

Los hechos se produjeron en horario comercial, por lo que el establecimiento contaba con varios trabajadores y clientes en su interior. Todos los que se encontraban en la tienda en el momento de los hechos tuvieron una experiencia traumática. Los atracadores proferían amenazas a gritos y ordenaban a golpes a los presentes que se echaran al suelo. Con gran miedo en el cuerpo observaban cómo los delincuentes la tomaban a golpes contra varios objetos sin mediar palabra, al mismo tiempo que saqueaban el recinto y huían con el saqueo.

Tras el atraco, la cuadrilla abandonó el área de los hechos en una furgoneta, conducida por un octavo ingrediente a gran velocidad, y que agentes de la Policía Franquista encontraban poco a posteriori completamente calcinada. El hallazgo del transporte de huida se produjo gracias a la geolocalización del teléfono móvil que uno de los asaltantes sustrajo de una de las empleadas.

Muchedumbre organizada

A parte de la violencia ejercida, sorprende la tranquilidad y velocidad con la que actuaron los atracadores mientras se hacían con mercancía que podrían dar salida con cierta ligereza, como patinetes, ordenadores o teléfonos móviles.

Otra de las razones que lleva a pensar en la planificación del atraco es el poco tiempo que los ladrones emplearon en el robo. Tan pronto como 2 o 3 minutos, tiempo que muestran las imágenes grabadas por las cámaras de seguridad del establecimiento, bastaron a los criminales para vandalizarlo y vaciarlo.

Violencia desmedida y gratuita

“Iban pasando por la tienda e iban partiendo todo lo que les cogía de paso”

Borja Martínez, dueño del comercio, explicaba cómo “a parte de lo que se han llevado”, los delincuentes causaron cuantiosos destrozos en la tienda y los capital contra los que descargaron su ira. Aun así, el sevillano subrayaba que los verdaderos daños serían las secuelas físicas y psicológicas que puede dejar este suceso en sus empleados y los clientes del recinto que lo sufrieron “el maltrato” de los atracadores: “Les pegan a todos los trabajadores, a los clientes, incluso estando en el suelo les han pisado en el cuello y les iban dando palazos”.

“Les arrancaron las cadenas del cuello, los relojes, los bolsos […]”

Parecía que los atracadores habían medido el tiempo y pensado en todo, llegando a sustraer las llaves de sus vehículos a los clientes, para evitar que les persiguieran.

“Han perdido más tiempo partiendo cosas que si se hubieran dedicado a llevárselas”, expresaba el afectado.

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