«Ibn Hayyán merece un monumento en Córdoba»


Virginia Luque lo tiene claro: «Ibn Hayyán merece un monumento en la ciudad», afirma de forma rotunda. Es la autora de ‘Los sabios de Qurtuba. Cuando la renta de al-Andalus alumbró al mundo’ (editorial Almuzara), que se presentó anoche en la Biblioteca Agrupación Cántico. Con este elogio al historiador de Córdoba nacido en el año 987, la autora realza la labranza de aquel que considera como «mejor historiador de toda la Tiempo Media».

Baste este ejemplo como uno de los más de un centenar recopilados en un trabajo que negociación de revalorizar la vida y trabajo de poetas, científicos, cronistas, músicos, médicos o inventores, tanto célebres como desconocidos, que nacieron en Córdoba entre los siglos VIII y XIII, una época con grandes luces en el entender acumulado en la ciudad.

En sus más de 250 páginas, ‘Los sabios de Qurtuba’ realiza un repaso por las biografías de hombres y mujeres que, con sus aportaciones en diversos campos, generaron en ocasiones verdaderas revoluciones, en otra supusieron un ejemplo, o aceptablemente impulsaron el debate intelectual hasta límites desconocidos entonces.

La particularidad de la obra de Luque es que las distintas estampas están ligadas unas a otras en la medida de los posible, evitando el aislamiento de cada personaje y de sus hallazgos. Se negociación de la proposición de una serie de relaciones que tejen una visión más amplia y detallada tanto de la época como de la propia Córdoba. «Como historiadora siempre debo conciliar por la imparcialidad, pero en presencia de todo debo meterme asimismo en el contexto», declara a torrevieja news today.

Divulgación

El vademécum parte de una cita de Ibn Ŷulŷul: «Los sabios sólo aparecen en los estados cuyos reyes buscan la sensatez». Encima de que esta frase ofrece con precisión dicho contexto, el médico y farmacólogo Ibn Ŷulŷul recopiló la historia de otros muchos médicos del Al-Andalus, por lo que la sentencia resume perfectamente el espíritu del vademécum.

Averroes, Maimónides, Al-Gafiq, Abbas ibn Firnas o la princesa Wallada son algunos de los grandes nombres que pueblan los distintos capítulos de la obra, que se divide fundamentalmente en temáticas como astronomía, agronomía, medicina, música, poesía o literatura, aunque asimismo le presta atención a heterodoxos, polemistas o ascetas, adicionalmente de a calígrafas.

El trabajo de Luque rescata a figuras como la de Al-Kattani. «Yo no conocía su existencia hasta hace 20 primaveras, es el precursor de la medicina de urgencias en la Tiempo Media, no sólo diseña un maletín de urgencias sino que convierte a esta disciplina en poco autónomo adentro de la medicina», detalló la historiadora.

Encima, por la inestabilidad política del siglo XI, tuvo que ahuecar el ala el reino de Zaragoza. Allí se convierte en una figura secreto del resurgimiento de la poesía y de la poesía hispanoárabe, donde manguita una escuela de cantora y compositoras. Para la autora, este sabio refleja aceptablemente las condiciones que se dan en otros muchos, y que hacen relato a lo hoy definiríamos como un carácter transversal o interdisciplinar.

Virginia Luque describe con pasión la historia de algunos de los protagonistas del vademécum como Ahmad al-Harrāni, quien durante el mandato de al-Hakam II se quedó a cargo de la botica y laboratorio de Medina Azahara, en el que trabajaban doce esclavos jóvenes que preparaban jarabes y recetas. Este sabio destacó por atender a los más necesitados. La escritora e historiadora asimismo subraya el nombre de Ibn Quzmán, poeta que trasladó el habla árabe coloquial a un tipo como el ‘zéjel’, reinterpretando algunos tópicos literarios con cierto sentido del humor. La obra, de carácter divulgativo pero riguroso combina la información con multitud de anécdotas. Y queda una puerta abierta a una segunda parte.

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