El presidente de Empresa Deudo de Castilla y Bravo (EFCL),Pedro Palomo, concluyó este martes que sus dos primaveras de mandato han sido positivos pese al «complicado contexto político, social y financiero», de «polarización», que «no favorece a la inversión». Palomo hizo el cómputo de su período al frente de EFCL, trabajando en la cadena de «crecer», por encima de las dificultades generadas por la «Covid-19, la enfrentamiento de Ucrania, la ley de remisión, la desliz de mano de obra o el endurecimiento de tipos de interés», entre otras situaciones.
Días ayer de que sea sustituido en el cargo por Isidoro Alanís (Total Exchange), incidió en que, una averiguación a los socios, refleja que, «por primera vez», la situación política coetáneo es considerada el «principal peligro para la finanzas», «por delante de la deuda pública y la inflación». Sin secuestro, el 91 por ciento de las empresas socias de EFCL mantiene o contempla aumentar su plantilla, el 85 por ciento mantiene o aumenta ventas y el 58 por ciento prevé incrementar su inversión en Castilla y Bravo.
«Luego, no todo es tan agorero», apostilló Palomo, quien, no obstante, advirtió de que la situación política de «polarización» no promueve un clima que permita a las empresas familiares «asaltar inversiones de futuro con alegría y optimismo».
En este contexto, puso en valía la «confianza de las empresas en seguir generando empleo y en crecer». «La situación política no favorece, no ayuda, pero es lo que tenemos y luego al final nuestra ocupación es continuar, que las empresas sean competitivas y seguir otra vivientes aportando valía a nuestra comunidad», reivindicó.
Como retos que deja para su sucesor, situó la reducción de la burocracia como el más importante. «Tenemos que tener una empresa más ágil», indicó, apelando a la Juntura de Castilla y Bravo, de la que puso en valía su política de impuestos a la sucesión de la empresa acostumbrado, que ha permitido que «haya menos mortandad» de estas entidades.
Despoblación
Por otra parte, apuntó a la despoblación como otro de los principales retos, entre los que todavía incluyó la envite por la Formación Profesional Dual y la obligación de las empresas de la Comunidad de «aventajar tamaño para ser más competitivas».
«Estamos en un mundo universal y luego, para aventajar tamaño, tiene que favor políticas que ayuden a las empresas a ello», reclamó para que se establezca un rango de empresas de tamaño intermedio para las que facturan entre 50 y 500 millones de euros, de modo que las empresas familiares que alcanzan la guarismo mínima no reciban el mismo trato que «empresas del IBEX».