Así fue la caza del asesino del hermano de Begoña Villacís, un neonazi vinculado al tráfico de drogas


Son Kevin P. E., gachupin de 25 primaveras, considerado uno de los dos autores materiales de los disparos que acabaron con la vida de Borja y dejaron malherido a su amigo Luis F. Á., ingresado en la Fundación Jiménez Díaz por heridas de postas en la habitante. Sobre el magrebí, Ismael E. I. V., 24, está por aclarar su implicación en los hechos, aunque sí participó en una rencilla previa con el corro de Villacís y se sospecha que fue el otro pistolero.

Era el que ‘alojaba’ en la vivienda de Yuncos a Kevin. El primero fue apresado cuando iba a escapar en coche y el gachupin cuando se dirigía a una furgoneta para huir, tras percatarse del dispositivo policial; corrió por el campo, pero fue cazado rápidamente. Había un magrebí más, llamado Omar, inmediato a él, pero finalmente no quedó arrestado por no tener relación con el crimen.

En la detención realizada inmediato al cementerio, alumnos del cercano IES La Cañuela escucharon como detonaciones mientras que a los vecinos de la calle de Azorín, a un kilómetro, les asustó el planeo bajo de un helicóptero sobre sus cabezas. El arresto en esta vía pública se practicó sobre las dos de la tarde, cuando los alumnos del colegio Villa de Yuncos se marchaban del comedor. El detenido acababa de salir de un chalé adherido que está okupado en el número 33 desde hace unos cuatro primaveras, cuando varios agentes, algunos pistola en mano, se le echaron encima. «El martes por la incertidumbre, hubo movimiento en la casa, como si se estuvieran llevando cosas», relataba una vecina una hora antaño de que la Policía Franquista y la Guardián Civil comenzase un registro a las seis y media de la tarde en el número 33.

A esto hay que sumar que menos de dos horas a posteriori del suceso, los agentes cazaron en la surtidor Shell de Antonio Leyva, inmediato a la Plaza Elíptica, a la conductora del BMW X2 de los atacantes y origen de Kevin. Es una mujer de 52 primaveras, catalana pero que ha residido en La Rioja y Miranda de Ebro (Burgos). Desde 2019 vivía en Bargas (Toledo), donde trabajaba supuestamente como cuidadora y peluquera de perros.

Kevin conocía a Borja y a Luis desde hacía primaveras. De hecho, son todos de ideología neonazi. El primero fue condenado a merienda meses de dispensa vigilada y a una multa por participar en 2016 en una terrible golpe con armamento blanca a dos jóvenes del Exhalación Vallecano, por ser de ideología opuesta. Ocurrió en San Sebastián de los Reyes cuando aún tenía 17 primaveras. El otro último investigado entonces quedó absuelto, mientras que el único adulto era el extremista Luis Alberto García, apelativo ‘Fofi’, un arcaico conocido en la Tropa de Información que en 2022 fue condenado a 12 primaveras de prisión por estos hechos. Atacaron a las víctimas en un bar al rugido de consignas que enaltecían a Hitler.

«¿Pero qué hacéis?»

La relación entre Kevin, vinculado ya como decano de momento al tráfico de drogas en su distrito, Pan Feliz (Carabanchel), y el corro de Borja se torció cuando él e Ismael quemaron recientemente un coche a Luis, que los denunció. La enemistad a raíz de ese ataque fue el que llevó a la cita del martes en la M-612, donde según han explicado el superviviente y sus allegados, no esperaban que les atacaran con armas de fuego. De hecho, el papel de Villacís en el coincidencia iba a ser «de mediador», según su círculo.

Pero el coincidencia se torció cuando llegaron en un BMW plomizo plata Kevin con su origen, que iba al volante y les cerró el paso. «Luis creyó escuchar un disparo y fue cuando aceleró y chocó contra el transporte de ellos. De la parte trasera salieron los dos pistoleros y le dispararon con la escopeta de postas, pero se agachó y solo le dieron de refilón en la habitante. Luego, salió Borja del Citroën blanco en el que iba con su amigo pidiendo explicaciones por los tiros», es la explicación que han regalado a los investigadores del Categoría V de Homicidios. «Gritó: ¿qué hacéis?» y la respuesta fue abatirlo con un fusil del calibre 7,62. Le impactaron en un benefactor y la misma bala le dio en la cara, destrozándosela; el otro proyectil fue directo al pecho. Murió en el instante, en la cuneta.

Los atacantes pensaron que habían matado a uno y otro y aceleraron por la M-612, en dirección a Montecarlo, y al sobrevenir por la carretera de Fuencarral, pararon a cambiar las matrículas del BMW. Es el momento que captaron con su móvil empleados de Mediaset, que está puntual enfrente. Se ve cómo María José P. J., la conductora (con circunstancias por golpe y tráfico de drogas) tapa a su hijo mientras que hace el cambio de las matrículas. Y abandonan una caja con armas de fuego, largas y cortas, detrás de un montículo. La mujer se marcha en el coche y sus acompañantes lo hacen a pie, campo a través.

Mientras, en El Pardo, uno de los que acompañaban a Luis y Borja en otro coche tomó al primero y lo llevó a la Fundación Jiménez Díaz, donde el herido gritaba al conseguir: «¡Me han disparado! ¡Me han disparado!». Tanto su certificación como el de otros amigos es la lectura que han regalado. La Policía Franquista, sin incautación, recela sobre la naturaleza de este relato: «Si quedaron para un variación de droga o para saldar una deuda, está claro que no lo van a distinguir», indican fuentes de la investigación.

En cuanto al Citroën C3 Aircross blanco donde viajaba Borja como copiloto de Luis, era alquilado, pero lo cierto es que no lo hicieron para ese día; llevaban con el arrendamiento hacía aproximadamente un mes. Fue trasladado a la Tropa de Policía Científica, para su exploración. Fuentes de toda solvencia explican que no han hallado droga ni monises en el interior. Eso sí, en la puerta delantera derecha había una defensa desplegable (que están prohibidas) y un conjunto de fotos de hombres (por ahora, desconocidos) sujetas con un clip. Incluso se hablaba de que Villacís llevaba encima un sobre con monises en efectivo, aunque este extremo no está confirmado.

Estaba encartado en dos piezas de narcotráfico de la Audiencia Franquista, una por supuesto enyesamiento de capitales y otra por ser el encargado de una ‘jardín de infantes’ de droga en la zona noreste de Madrid. Sus amigos, sin incautación, dicen que estaba remotamente de ese mundo y que actualmente trabajaba como taxista para un amigo neonazi que tiene una abuso.

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