Riego profundo y consciente
Olvídate de las regadas superficiales a diario. En su empleo, opta por riegos profundos cada dos o tres días, empapando aceptablemente la tierra hasta que el agua salga por los drenajes. Así, las raíces tendrán acercamiento a la humedad que necesitan para afrontar el calor.
Amanecer o atardecer
El sol del mediodía es implacable, por lo que regar en las horas pico de calor solo provocará una rápida evaporación del agua. Aprovecha la fresca brisa del amanecer o la tenue luz del atardecer para regar tus plantas sin que el sol se empeñe en secarlo todo.
Riego por instilación
Tu confederado contra la perra y el calor: Si te vas de recreo o simplemente quieres atesorar tiempo, un sistema de riego por instilación te dará la tranquilidad de que tus plantas recibirán la cantidad lucha de agua mientras tú no estás. Un sistema hacedero de instalar y que te permitirá disfrutar del verano sin preocupaciones.
Hojas marchitas
Observa las hojas de tus plantas con atención. Si se ven marchitas o amarillentas, es una clara señal de que necesitan más agua. ¡No esperes a que se sequen por completo!
Agrupa tus plantas
Las plantas juntas se apoyan mutuamente. Agruparlas crea un microclima más húmedo a su en torno a, reduciendo la pérdida de agua y creando un oasis de frescura en medio del calor.
Acolchado
Un mantilla protector para la humedad: Cubre la tierra de tus macetas con una capa de acolchado, como paja, corteza o virutas de madera. Este mantilla actuará como una barrera protectora contra la evaporación, manteniendo la tierra húmeda por más tiempo y ahorrándote riegos innecesarios.
Sombra protectora
Un refugio del sol abrasador: No todas las plantas disfrutan de tomar el sol todo el día. En verano, ubica las más delicadas en zonas de sombra parcial, especialmente durante las horas de longevo intensidad solar. Un poco de sombra fresca las mantendrá hidratadas y felices.
Cuidado con las mojadas
Regar las hojas puede provocar la aparición de hongos, así que evita mojarlas al regar. En su empleo, dirige el agua directamente a la cojín de la planta, donde la tierra la absorberá, evitando así que la consejo del sol queme las hojas, regando igualmente a primera y última hora por el mismo motivo.
Agua de diluvio
Si vives en una zona con lluvias frecuentes, aprovecha el agua de diluvio para regar tus plantas. Es mucho más suave y autónomo de químicos que el agua del llave, y tus plantas te lo agradecerán.
Gel de Aloe margen
Añade un poco de gel de aloe margen al agua de riego. Sus propiedades hidratantes y calmantes ayudarán a tus plantas a combatir el estrés del calor y mantenerse fuertes y saludables.
Con estos sencillos trucos y un poco de inclinación, tus plantas no solo sobrevivirán al verano, sino que brillarán con fortaleza incluso en los días más calurosos. No dejes que la sequía y las temperaturas altas eviten a tu rosaleda resplandecer con las tonalidades propias de nuestras plantas favoritas.