Pero las investigaciones de los científicos de las universidades de Santiago de Compostela y Toulouse no terminaron con el candado de la escuela. Durante los próximos meses, la biblioteca pública Nós servirá de campo de pruebas para calibrar su confort térmico y su acondicionamiento como refugio climático para mitigar los mercadería del calor extremo al que se enfrentan los ourensanos en verano.
Julia Hidalgo, investigadora del Centro Franquista de Investigaciones Científicas de Francia (CNRS), y Brais Estévez, investigador del rama de Prospección Territorial (Frente a), están al frente de este esquema. La idea es que a través de la instalación de sensores para comprender datos sobre temperatura, humedad y calidad del salero se realice una recogida de datos que permita completar el proceso de estudio verificado.
A grande de la Escuela de Calor todavía se realizaron diversas entrevistas a usuarios de la biblioteca para conocer de primera mano cómo perciben el cambio climático los ourensanos. El esquema decidió centrarse en la biblioteca ourensana para tratar la posibilidad de convertir en el futuro los espacios públicos culturales en posibles refugios contra las altas temperaturas que faciliten la vida de los ciudadanos.