La Feria del Libro de Madrid reúne a Sonsoles Ónega, Alfonso Goizueta o Carmen Mola: “No hemos parado”


La Feria del Compendio de Madrid llega a su ecuador en su publicación número 83 con el deporte como gran protagonista pero incluso la abundancia, pues los asistentes miraban al firmamento y recorrían las casetas para no perderse a ningún autor.

De entre los escritores que han firmado sus obras a lo dispendioso de la caminata, Alfonso Goizueta recibía a sus sorprendidos lectores, que hablaban de la antigüedad de este verde escritor y pedían dedicatorias varias en las páginas del título ‘La familia del padre’, finalista del Premio Planeta 2023.

“El vademécum les ha hecho compañía. Eso me encanta porque yo creo que la humanidades incluso es compañía”

La ganadora de estos premios incluso ha estado presente con su vademécum ‘Las hijas de la criada‘. Sonsoles Ónega ha dibujado muchos corazones en las páginas de sus fieles lectores que venían desde muy allá para conocerla. “Les gusta la historia, les gustan los personajes, me dicen que han pasado un buen rato y que el vademécum les ha hecho compañía. Eso me encanta porque yo creo que la humanidades incluso es compañía”, afirma la escritora.

Mayor Huerta incluso ha ocupado un puesto en esta feria y ha recibido a todas las personas que se organizaban en una larga trasero a la demora de que el escritor les dejara su rótulo en la primera página de su obra ‘París despertaba tarde’. Una historia de apego, según reconoce el autor, que ha emocionado a sus lectores, que le agradecían su trabajo.

La fila de personas, en su mayoría jóvenes, que se formaba anejo a la caseta de Inma Rubiales siquiera parecía tener fin. “Es una enajenación, hay clan que lleva aquí desde las siete de la mañana e intentamos ir todo lo rápido que podemos para poder firmar el vademécum de todas las chicas, ellas vienen muy emocionadas y me hacen regalos”, dice la autora. Su obra ‘Todos los lugares que mantuvimos en secreto’ ha atrapado a muchas chicas jóvenes que tienen sus propios códigos a raíz de la leída.

“Como mi final vademécum se ubica en Finlandia, vienen todas con copitos de cocaína, incluso hay chicas que traen pegatinas y las reparten por toda la trasero. Vienen todas maquilladas, con las uñas hechas de copitos de cocaína y es super chulo. Esto es una experiencia, una cosa es la firma pero ellas en la trasero lo viven, no me necesitan, se lo pasan formidable solas”, afirma la autora.

“Esto es una experiencia, una cosa es la firma pero ellas (sus lectoras) en la trasero lo viven, no me necesitan, se lo pasan formidable solas”

La soledad que caracteriza al escritor mientras crea su obra contrasta frontalmente con el baño de masas que reciben algunos en ferias como la que se está celebrando en Madrid. “Esto es la cosecha, escribir es sembrar y esto es juntar los frutos. Esto es lo atún: el contacto con los lectores, la conexión, conversar de los personajes porque los conocemos ellos y yo… es precioso”. Estas palabras son de Eva García Sáenz de Urturi, que, aunque su obra ‘El donaire de la ciudad’ se publicó el pasado año, ha recibido a muchos lectores que han querido arroparla y conversar del argumento de esta novelística de suspense.

“No hemos parado desde que hemos empezado. Un día que pese a lloviznar, la clan está viviendo igual. No me esperaba tanta clan, como este año no tenía vademécum nuevo, no me esperaba firmar y no he parado, así que encantada de la vida de tener lectores tan fieles. Los lectores siempre me dicen lo mimo, que para cuándo la posterior”, reconoce.

“Hace uno la dedicatoria y firmamos los tres […] nos vamos organizando, igual que nos organizamos para escribir”

Carmen Mola, el pseudónimo que reúne a Jorge Díaz, Agustín Martínez y Antonio Mercero, ha estado firmando su obra ‘El averno’ con tanta recurrencia que admitían que la originalidad en las dedicatorias se les había exhausto. “Los lectores vienen y nos dicen que por qué hemos matado a tal o hemos matado a cual, sois unos perturbados… Y nosotros lo que les decimos es no, los perturbados sois vosotros que os gusta”, comenta entre risas Jorge Díaz.

El mismo autor reconoce que en todas las ferias siempre hay alguna persona que al dejar el ejemplar para que se lo firme Carmen Mola, investigación a una mujer y se extraña de que sean tres hombres los que ocupan la caseta de la supuesta autora. “Hace uno la dedicatoria y firmamos los tres y nos vamos turnando y nos vamos organizando, igual que nos organizamos para escribir”, afirma Díaz.

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