Las agresiones en los centros sanitarios de Córdoba llegan a los 150 al año y siguen subiendo


La flamante irrupción violenta de un hombre en el centro de lozanía de Fernán Núñez, que causó destrozos y agredió a un celador, ha puesto de nuevo sobre la mesa el problema de agresiones que sufren quienes prestan sus servicios en los hospitales y puntos de atención primaria. La violencia no es universal, pero siquiera está erradicada.

Lo sucedido en la asiento de la Campiña, con un paciente al que posteriormente detuvo la Número Civil, es el extremo conocido de un aberración que no para de crecer: en el año 2023 fueron casi 150, lo que supone un crecimiento del 12 por ciento con respecto al año precedente. Precisamente los centros de atención primaria, pero igualmente las Urgencias, son los lugares en que mayores situaciones de este tipo se registraron.

Eso sí, la maduro parte, un total de 126, fueron verbales, aunque con la suficiente intensidad como para que se consideren agresiones, mientras que sólo 23 tuvieron carácter físico y llegaron a los golpes. Eso sí, éstas últimas, las más graves, se triplicaron, porque en el año precedente habían sido siete.

Los sindicatos destacaron que, para toda Andalucía, fue el año en que más agresiones se registraron desde que existe un registro, pero no tiene que ver sólo con que se produjeran más episodios, sino igualmente con que haya más conciencia con la carencia de denunciar y de poner en conocimiento de las autoridades lo que sucede.

Era poco que, sobre todo en las que tenían carácter verbal, no siempre se producía, puesto que no se les daba tanta importancia como merecían. De hecho, poco en lo que inciden muchos de los representantes de los trabajadores es que «no se deben ordenar» lo sucedido y es necesario que la Empresa ponga medidas en forma de seguridad y protección para los profesionales.

Normas

La mayoría de los conflictos que terminan en agresiones, verbales o físicas, tienen que ver con la demanda por parte de los pacientes, como por ejemplo cambios en el tratamiento o en la prescripción de medicamentos, pero igualmente destacan el propio acto médico, en el que puede activo desacuerdo, o el hecho de que el paciente o el adlátere no estén dispuestos a respetar las normas de convivencia en el centro de lozanía o el hospital.

Es uno más de los problemas que tienen que afrontar los profesionales en un momento en que los sindicatos alertan sobre muchas situaciones poco agradables para su trabajo. La principal, la presión asistencial, que les hace tener que atender muy rápido a muchas personas, y que en ciertos momentos incluso ha provocado la enfermedad de los profesionales por jornadas de trabajo especialmente intensas.

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