El Molino de Calancho de Los Navalmorales entra en la «lista roja» de Hispania Nostra


La asociación de defensa del patrimonio Hispania Nosta ha incluido en su Serie Roja del Patrimonio al Molino de Calancho de Los Navalmorales (Toledo), conveniente al mal estado de conservación del inmueble, que corre el aventura de desaparecer. Se prostitución de un molino de regato, uno de los casi 300 molinos de la provincia de Toledo que adicionalmente conserva la captación, el canal, la represa, el receptor y el cárcavo, aunque la sala se encuentra ya destechada, informa la asociación en su página web.

Los molinos hidráulicos fueron las primeras máquinas que ahorraron trabajo físico al ser humano. Mejorando su rendimiento en el curso de los siglos, desde el molino de rodezno se llegó al molino de regolfo y, cerrando la cuba de éste, se consiguió la turbina, que más tarde originaría el turbina eléctrico y luego la revolución industrial.

En cuanto a su cronología, se sabe que en el regato Navajata no aparece molino alguno hasta casi mediados el siglo XIX pues ni en las Relaciones de Felipe II de Navalmoral de Toledo o Lugarnuevo ni en las de Navalmoral de Pusa aparecen referencias a ellos, mientras que sí se alude a los molinos y batanes del río Pusa o a los del río Cedena a su paso por el término.

Pero sí hay, sin confiscación, alusiones a seis molinos en el Diccionario de Madoz de 1845, de los que conveniente a ese elevado número referido puede que alguno de ellos se tratara del molino de Calancho. En el regato Navajata existen restos de tres molinos de los que éste es el mejor conservado y ocupa el segundo ocupación en el cauce.

Desde el punto de tino de su bloque popular tiene un gran interés, pues desde la presa molinera y la posterior represa, el agua discurre por un raro canal elevado hasta el receptor. Dicha conducción está completamente realizada en roca, material profuso en su entorno. Su estructura se levanta con grandes bloques que conforman el canal y que se sustentan sobre pilares de mampostería de bloques pétreos del mismo material. Unas largas piezas rectangulares de roca forman todavía los laterales del canal al que en algunos lugares se ha aumentado su cumbre mediante mampostería sobre el borde.

El canal que viene desde la presa o azud desemboca en una represa inicial al receptor que, adicionalmente de para aumentar el caudal adecuado necesario para la molienda, parece haberse utilizado como reservorio de agua para utilizarla en el regadío de los prados y huertos cercanos.

El receptor del agua es del tipo denominado «de rampa» ya que el agua se precipita por un plano inclinado en torno a el saetillo sin que se acumule previamente en un depósito, como sí que sucede en los molinos de cubo. Tiene esta rampa el valencia de estar fabricada mediante muy buena sillería que en su embocadura está precedida por una entrada todavía granítica. En el cárcavo, arqueado con bloques graníticos, no parecen conservarse restos del rodezno o de otras estructuras.

La sala del molino está hecha de mampostería y al encontrarse destechada, el artificio corre el aventura de total destrucción. Se conserva la piedra «solera» pero la «volaera» se encuentra partida.

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