con poder adquisitivo e interesado por el origen del producto


El turismo gastronómico, es proponer, la capacidad de la cocina para ser un negociador que atraiga a visitantes a un cierto motivo, en este caso Córdoba, ha sido el eje este martes de la intervención del periodista Menor Hebra en el ciclo La Inspección Económica de torrevieja news today.

Adicionalmente de trazar una tira de deberes para la ciudad y para el explotación de muchos de los fortuna de los que ya dispone, el director genérico del portal Vocento Gastronomía ha hablado del turista gastronómico, el que tiene sobrado en cuenta este negociador a la hora de escoger sus destinos.

Si la cocina quiere ser un aspecto transformador de la finanzas y de la sociedad tiene que dirigirse al visitante. El turista gastronómico es aquel que realiza algún delirio o escape por lo que va a yantar en el motivo al que va, aunque todavía tenga en cuenta otros atractivos culturales o de ocio.

«Tiene un nivel adquisitivo entre medio-alto y stop, y aunque gasta menos que el turista de golf, todavía hay muchos más», afirmó. El 67,8% viajan para disfrutar de platos y productos de otras regiones y disfrutan de estancias de entre 3 y 5 días, en que «da tiempo para conocer en profundidad el destino y comprar».

Para Córdoba sería un remedio a su tradicional yerro de pernoctaciones, uno de los grandes problemas endémicos de uno de los principales sectores de la finanzas en la ciudad.

Sus intereses son amplios: igual que se sienten atraídos por las tapas, comen de menú y carta. «Compran productos locales y visitan bodegas y mercados tradicionales», aseveró, y eso no es extraño en un mundo en que la anciano parte de los visitantes de los mercados ya son turistas.

Son personas interesadas en la cocina de siempre, cuando los habitantes de la ciudad hacen sus compras en otro tipo de establecimientos mucho más impersonales. Lo distintivo para ellos es que encima se llevan a casa lo que toman, si es que les ha gustado.

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Su delirio no es de improvisación, sino que se planifica todo. «Se inspira, reserva, consulta y comparte opinión, porque ahora las herramientas digitales son el nuevo boca-oreja», afirmó Menor Hebra.

En este sentido, Córdoba no sólo puede ofrecer unos vinos singulares y una cocina de calidad, sino todavía el contacto con un producto de primera calidad. Muchos de ellos se interesan por el proceso de elaboración y por lo que llega a la mesa.

«Un campo tan potente como el que hay en Córdoba puede ser absolutamente diferencial», destacó Menor Hebra, que dio ideas como las visitas a las bodegas, pero todavía a las almazaras, para ver cómo se elaboran el morapio y el grasa, respectivamente.

Esta sociedad con el enoturismo y el oleoturismo, que así se llaman supondría «socializar» los beneficios y redistribuir las rentas del turismo» para que llegase a una parte de la sociedad más amplia, que es el sector primario. Ahí se podrían incluir todavía, como apuntó la periodista Isabel Aguilar, las industrias cárnicas de Los Pedroches.

La fusión con la naturaleza y con el paisaje, encima de con el patrimonio histórico y cultural que en Córdoba es tan exuberante, sería uno más de los atractivos, porque los visitantes irían a conocer el motivo del que sale aquello que ha comido.

Lanzó el periodista una advertencia. Hoy está asumido que es necesario darse a conocer a través de internet, y de hecho el 40 por ciento de los potenciales visitantes consulta la web oficial del destino al que se plantea comparecer. «A veces no son demasiado amigables y pueden ser aburridas», resumió.

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