Está en riesgo nuestra supervivencia


La Corriente Circular del Atlántico es la responsable de transportar las aguas cálidas desde el Holgazán de México alrededor de el ártico. Una vez se enfrían vuelven a sumergirse, creando así un impacto muy significativo a nivel general. Este componente —asimismo conocido como AMOC, por sus siglas en inglés— es uno de los más importantes del sistema climático de la Tierra.

El proceso que realiza la AMOC le hace comportarse como disipador de las altas temperaturas, pero asimismo como explosivo de calor. Sin bloqueo, existe un problema y es que se está viendo frenada, según señalan diversos estudios.

Un reunión de científicos del Instituto de Investigación Armada y Atmosférica de la Universidad de Utrecht ha realizado uno de estos estudios y sus conclusiones son muy preocupantes. Los investigadores avisan de que el colapso que se creía que iba a obtener en 2050, podría producirse mucho ayer de los esperado, concretamente entre 2030 y 2040. Un hecho que se refleja entre el 35 y el 45% de los modelos climáticos que se han desarrollado durante la investigación.

Un colapso de la AMOC podría provocar consecuencias catastróficas, cambios drásticos en el clima y en los patrones meteorológicos. Encima, los ecosistemas marinos se verían gravemente afectados y los eventos extremos serían cada vez más habituales. Hay quienes hablan incluso de “una glaciación catastrófica”.

Antonio Turiel, investigador del Instituto de Ciencias del Mar del CSIC, a través de sus redes sociales comenta que “empieza a suceder convergencia en las diferentes investigaciones” y que “quizás deberíamos comenzar a tomarnos en serio lo de nuestra propia supervivencia”.

Pero no todos los expertos opinan igual. Desde el Panel Internacional sobre Cambio Climático (IPCC) señalan que es muy poco probable que la AMOC cese, aunque sí que hablan de un debilidad.

El calentamiento general y la entrada de agua dulce en el Atlántico Ártico podrían tener que ver en esto

Entre los motivos que podría estar provocando el debilidad de la AMOC podrían ser el calentamiento general y el aumento de la entrada de agua dulce en el Atlántico Ártico, lo que provoca el deshielo en Groenlandia y en el Ártico.

Los investigadores aseguran que “la situación es amenazador, pero aún tenemos la capacidad de cambiar el rumbo si actuamos con ligereza y atrevimiento”. Por este motivo, estrechar las emisiones de impresión invernadero y fomentar prácticas sostenibles son dos cuestiones cruciales que podrían evitar un futuro colapso de la AMOC.

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