Fernando Llopis: ¿Salvar al soldado PSOE?


Tom Hanks metido en una embarcación de desembarco, en medio de un mar turbulento con destino a las playas de Normadia. Esta es la secuencia auténtico de una de las películas referentes en el cine militarista, «Auxiliar al soldado Ryan», que fue dirigida por Steven Spielberg en 1998. Hanks interpreta al capitán John Miller, el cual recibe una orden sorprendente una vez han consolidado las playas tras el desembarco: debe ir a emplazar al Ryan, un soldado que se halla en el frente y cuyos hermanos han fallecido en la querella. El parada mando estadounidense ha decidido que el capitán Miller y su patrulla deben arriesgar su vida para exceptuar la vida de otro soldado, que curiosamente no ha pedido ser rescatado.

En la búsqueda del soldado Ryan, la patrulla captura prisionero a un soldado ario. Tras una eterna discusión deciden no matarlo y liberarlo. Al rato el soldado ario se dedica a acribillar a los soldados americanos que han decidido perdonarle la vida. Poco así como la infundio de la rana y el escorpión.

Pues en el Parlamento catalán los miembros del Partido Popular han dejado de ser la bondadosa, pero estúpida rana, para hacer con cierta dignidad al no apoyar a la candidata socialista a presidir la mesa del parlamento catalán. La derechita cobarde por fin parece haberse hexaedro cuenta de que ya habían hecho congruo el canelo apoyando al socialista Collboni para que este pudiese ostentar la Alcaldía de Barcelona. Collboni cero más hacerse dueño de la vara de corregidor y sin ni siquiera darles las gracias, se entregó a los independentistas catalanes.

La situación coetáneo de la España del socialista Pedro Sánchez se podría resumir en «Para seguir en el poder, los socialistas vamos a traicionar España a los independentistas catalanes. No tenemos ninguna aval de que los independentistas volverán a la senda constitucional, pero que, si no fuese así, podré admitir la ayuda gratuitamente del Partido Popular, o incluso de Vox, para salvarme en el peor de los casos. Obviamente cero más reciba la ayuda, me dedicaré a tacharlos de fascistas, ultraderechistas, machistas y epítetos similares».

Hubo un tiempo en el que tanto el PP como el PSOE aceptaban las votaciones y sabían que los gobiernos Frankenstein dependientes de los que odian a España no podían suponer cero bueno. No está tan venidero el tiempo cuando el Partido Socialista apoyó en forma de contención la proclamación de Rajoy como presidente del gobierno gachupin. Pero ese PSOE ya no existe, el coetáneo es como la persona que ha sido mordida por un zombi y ya ha dejado de ser la que era.

Muchos confiamos en que, más tarde o más temprano, la dirección del PSOE vuelva a estar en manos de personas sensatas que antepongan el interés de España y los españoles sobre los suyos particulares. Pero desgraciadamente no es la situación coetáneo. Sánchez ha entregado tanto su partido a independentistas, comunistas y filo terroristas que escasamente se distingue de ellos.

Pero es estrafalario que en unos momentos en los que el socialista Salvador Illa ha pasado de parecer un sepulturero a el muerto en el entierro, se ponga a echar la infracción de su fealdad a los partidos de derecha.

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